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Las críticas contra los jueces no resultan ninguna novedad en Francia, pero desde el lunes han llegado a niveles inéditos en la última década tras ... la condena de inhabilitación contra la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, por malversación de fondos europeos. El eurodiputado Jordan Bardella, que se perfila como su relevo al frente de Agrupación Nacional (RN), denunció «la tiranía» de los magistrados y los tachó de «rojos» sin aportar pruebas, más allá del veredicto. Otro miembro de RN habló durante un debate en la Asamblea Nacional de «golpe de Estado institucional sin precedentes». El lepenismo espera reunir el domingo a miles de personas en una mezcla de mitin y concentración frente al Palacio de los Inválidos en París.
Lo más grave no han sido las críticas exaltadas por parte de los representantes de Agrupación Nacional, sino las amenazas de muerte de algunos de sus simpatizantes contra la jueza y los fiscales de este caso. Por ese motivo, la Policía patrulla y vigila el domicilio de la magistrada Bénédicte de Perthuis. «Los partidos de extrema derecha atacan a la Justicia porque se trata de un contrapoder que les molesta considerablemente», lamenta el juez retirado Serge Portelli, en declaraciones a France Info.
El presidente francés, Emmanuel Macron, salió ayer en defensa de la Justicia de su país, que es «independiente». También insistió durante el Consejo de Ministros en que «se debe proteger a los magistrados». Fue su primera reacción en público tras el fallo que amenaza seriamente el futuro de quien fuera su principal rival en las elecciones de 2017 y 2022.
La extrema derecha francesa aún confía en que Le Pen sea su candidata en las presidenciales de 2027. Pese a la inhabilitación de su jefa hasta 2030, Agrupación Nacional espera que resulte más clemente el desenlace del juicio en segunda instancia por el caso de los falsos asistentes en el Parlamento Europeo. El Tribunal de Apelación de París indicó el martes por la tarde que contempla celebrar ese nuevo proceso entre finales de este año y principios del que viene, y que la sentencia se conozca durante el verano de 2026. Las aspiraciones de la líder ultraderechista dependerán de ese veredicto.
«Mientras no la hayan juzgado definitivamente vamos a utilizar, como cualquier otro acusado, los recursos judiciales», explicó ayer el diputado Sébastien Chenu en el plató de France Inter. En esa entrevista radiofónica, el portavoz de RN aseguró que Le Pen será su candidata si el fallo en segunda instancia lo permite, aunque sea condenatorio. «Si no hay una aplicación provisional y puede presentarse ante los franceses, incluso si la condenan, se presentará», dijo. Al menos de puertas afuera, la ultraderecha no contempla ningún plan b. Y confía en que su líder esté presente en la próxima carrera hacia el Elíseo, a pesar de que entonces podría haber sido condenada hasta dos veces por haber malversado 4,5 millones de la Eurocámara.
La hipótesis a la que se agarra el lepenismo es una sentencia en segunda instancia absolutoria, o en su lugar una condena más reducida, y que no incluya la aplicación inmediata de la inhabilitación. Tras el primer juicio celebrado el pasado otoño y los flojos argumentos aportados por la defensa, cuesta imaginar que no la declaren culpable en el proceso en apelación. Resulta, en cambio, más plausible que esa hipotética pena no incluya la aplicación inmediata.
La «ejecución provisional» de la inhabilitación fue lo más relevante del veredicto del lunes, que también condenó a Le Pen a cuatro años de prisión (dos de ellos condicionales) y una multa de 100.000 euros.
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