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Un hombre de 48 años, alcanzado por un disparo de la Policía, se convirtió este viernes en la séptima víctima mortal de la ola de violencia que vive el territorio francés de ultramar Nueva Caledonia, sumido en un caos de disturbios desde el pasado día ... 13 por la oposición de sus habitantes indígenas a una reforma electoral promovida desde París. Con anterioridad habían fallecido cinco civiles y dos gendarmes, todos por acción de armas de fuego.
Según explicó la Fiscalía de la República de Numéa, capital del archipiélago, dos agentes circulaban en su vehículo por la comuna de Dumbéa cuando fueron «atacados físicamente» por un grupo de unas quince personas. Uno de los funcionarios «hizo uso de su arma reglamentaria para defenderse», hiriendo de muerte a uno de los agresores. Las autoridades judiciales han abierto una investigación por «homicidio voluntario llevado a cabo por una persona depositaria de la autoridad pública». El agente autor del tiro se encuentra detenido y ha sido interrogado, según el procedimiento habitual en estos casos. Él y su compañero tenían «marcas de golpes en la cara», precisó el ministerio público.
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Este incidente se produjo horas después de que el presidente galo, Emmanuel Macron, visitara Nueva Caledonia en un viaje relámpago para buscar una salida a la crisis política provocada por un cambio en el censo que rechazan los independentistas canacos. «No es el salvaje oeste», dijo en una entrevista con la prensa local antes de que hubiera que lamentar una nueva víctima de los enfrentamientos. El jefe de Estado prometió a los habitantes de estas islas del Pacífico Sur que la calma regresará a sus calles y que el orden republicano será restablecido. «El Gobierno no cederá ante la violencia», prometió.
Aunque no ha enterrado la reforma para ampliar el número de votantes en los comicios provinciales, Macron sí ha decidido suspenderla a la espera de que independentistas y unionistas lleguen a un acuerdo global. «En estos momentos, puede ser sometida al Congreso a un voto por mayoría de tres quintas partes o a un referéndum de los ciudadanos», explicó mientras se comprometía a no imponer «por la fuerza» este cambio electoral.
El censo se encuentra congelado en Nueva Caledonia desde 1998, limitado a las personas con derecho a voto en ese momento y sus descendientes. Los independentistas se oponen a ampliarlo porque ven en ello una estratagema de París para «reducir aún más» la influencia del pueblo canaco nativo y evitar así que Kanaky (Nueva Caledonia) se independice algún día.
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