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Jane, de unos 60 años, es asistente en la Oficina de Turismo de la ciudad de Windsor. Afirmaba este sábado frente al castillo que la declaración de Kate «aclara las cosas y pone fin a los rumores en internet». «Ha habido mensajes realmente desagradables en ... los medios sociales», cree. Celebra asimismo la conexión expresada por la duquesa de Cambridge con otras personas que padecen la enfermedad. Además espera que se resuelvan las disputas familiares.
Recuerda una máxima de Isabel II, la reina fallecida. «Necesitas ser vista para ser creída. Estaba convencida de que tenía que salir, de tal manera que la gente le viera y fuera consciente de que teníamos una reina. Era así y esperábamos lo mismo de Carlos y de los Gales. La familia real es privada, pública y una mezcla de las dos. Y además cuesta mucho dinero», sentenció.
Jade Mason, de 35 años, artista de maquillaje, tiene una gran simpatía por la familia real, pero se enteró de las especulaciones sobre el estado de salud de la princesa sólo cuando una amiga le preguntó dónde estaba Kate Middleton. «Yo no sabía que no aparecía en público». La noticia del cáncer le parece triste. Hace poco dio a luz a un hijo. «Estaba hablando ahora con mi marido sobre cómo nos puede pasar a todos», señaló.
Quizá por ser una persona que admira a los miembros de los Windsor y no sigue los medios, rechaza que la princesa hubiese cometido un error por no aclarar más su situación antes. «¡No!», dijo tajante. Su aceptación de la conducta es simple y absoluta: «Anunció la operación porque tenía que hacerlo y ahora ha hecho este vídeo porque tiene ya las fuerzas para decirlo en público».
«Hay mucha gente a la que no le gusta la monarquía», afirmó. ¿Aquí, en Windsor? «Sí, hay muchos que se quejan. A algunos no les gustaba la reina Isabel, decían que era racista. He vivido en Windsor toda mi vida. O sea que he estado rodeada de la familia real siempre. He crecido con ello, y siempre es triste una mala noticia, porque realmente me gusta. Mucha gente no lo siente así», describió.
Erik y su familia, con su mujer Tina al frente, viven en los alrededores de Chicago. Siguen a la monarquía británica «un poco, porque no puedes evitarlo». «Para un americano es más entretenimiento. No hay una conexión profunda. Sigues las historias, la intriga y esas cosas». Todos, eso sí, desean la curación de Kate Middleton.
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