Las joyas que relucen en la Corona británica

La histórica corona de San Eduardo, que se ha utilizado desde la coronación del rey Carlos II en 1661, será llevada por el rey Carlos III sólo un momento en la Abadía de Westminster. Formada por un marco de oro con gemas de varios colores incrustadas y un gorro de terciopelo con una banda de armiño, la alhaja más importante de la velada quedará atrás para darle paso a la Corona de Estado.

El monarca de Inglaterra usará a partir de este sábado en los eventos oficiales una montura de plata engastada con 17 zafiros, 11 esmeraldas y 269 perlas y 2.868 diamantes, incluido el Cullinan II de 105 quilates, la segunda piedra más grande cortada del Cullinan Diamond, que fue donado por el Gobierno de Transvaal en Sudáfrica a Eduardo VII en su cumpleaños en 1907. Además, reluce el zafiro de San Eduardo, que Eduardo el Confesor uso en un anillo con el que fue enterrado y que luego fue recuperado.

Junto a las lujosas gemas reposa el gran «Rubí del Príncipe Negro». Una de las piedras más antiguas y que, al parecer, esconde una historia española. La leyenda ubica a la espinela roja brillante en la península ibérica en 1366. Don Pedro, rey de Castilla, se lo habría quitado al rey moro de Granada.

Un momento clave de la ceremonia será cuando se le entreguen al rey Carlos III las insignias reales, desde orbes enjoyados y cetros hasta espadas y un anillo.

Los dos cetros de soberano que se utilizarán en la coronación se componen de una barra de oro coronadas por una cruz y una paloma. Mientras el Rey Carlos sostendrá con su mano derecha una estructura que remata con una figura esmaltada en forma de corazón, que simboliza el poder temporal y está asociado con el buen gobierno, en su mano izquierda tendrá 'la Vara de la Equidad y la Misericordia' que representa al espíritu santo.

Otro de los tesoros guardados en la Torre de Londres y que estará presente en la coronación será el Orbe del Soberano. Un globo de oro, que data de 1661, con una cruz montada en la parte superior, rodeada por una banda de diamantes, esmeraldas, rubíes, zafiros y perlas con una gran amatista en la parte superior. Es una representación de la soberanía cristiana.

La pieza más pequeña de la colección real, pero no de menos valor, es el anillo conocido como «El anillo de bodas de Inglaterra». Compuesto por un zafiro con una cruz de rubí engastada en diamantes, se hizo para la coronación del rey Guillermo IV en 1831. Usado en cada ceremonia desde entonces, simboliza la dignidad real. Para acompañar el lujoso anillo, en las muñecas del soberano se colocan dos brazaletes de oro que representan la sinceridad y la sabiduría. Se cree que se relacionan con símbolos antiguos de caballería y liderazgo militar. Y para completar el conjunto están las espuelas de oro atadas al tobillo del Rey Carlos. Se utilizan desde la coronación de Ricardo Corazón de León en 1189. Pero las de este sábado se crearon en 1661.

El acto incluirá la coronación de la reina Camila y por primera vez se reutiliza una corona de consorte desde el siglo XVIII. La pieza principal es la corona de la Reina María. Antes del gran día se realizaron cambios menores y adiciones como la inclusión de los diamantes Cullinan III, IV y V, que formaron parte de la colección personal de joyas de la reina Isabel II durante muchos años. Ésta la única corona de platino en la colección británica. Fue hecha en 1937 para la reina Isabel con motivo de coronación de su esposo Jorge VI. Posee el diamante más antiguo conocido, el Koh-i-noor, descubierto en 1304.