Dos años después de que comenzara la guerra abierta en Ucrania, el pesimismo reina sobre las posibilidades de victoria del país agredido. El modelo de partición de las dos Coreas es invocado con frecuencia como mal menor, una vez se constata que la contraofensiva de ... Kiev no ha dado los resultados esperados. Los apoyos occidentales flaquean: la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha bloqueado la ayuda prometida, por influencia de los congresistas trumpistas, y los países europeos, a pesar de los encomiables esfuerzos de la mayoría de ellos, no son capaces de enviar suficiente munición y armamento a su aliado ucraniano. Por su parte, Rusia ha enmendado los errores iniciales de su estrategia militar y ha mejorado en logística y en capacidad ofensiva, aunque no es capaz de realizar avances sustantivos más allá de las líneas del frente actual. Putin mantiene su popularidad y procura que las grandes ciudades no se vean muy afectadas por las consecuencias del conflicto, tanto en víctimas como en el terreno económico.

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La guerra en Gaza ha complicado aún más la situación de Ucrania, al volcar la atención internacional hacia Oriente Medio. Tanto en Washington como en las capitales europeas se acusa la fatiga y se estudian maneras de provocar un alto el fuego en Ucrania y encauzar una negociación. Pero Putin lo quiere todo: aspira a quedarse con las cuatro provincias del Este del país invadido, que ya ha incorporado formalmente a la federación rusa. Además, persigue que su vecino no pueda llegar a ser un Estado soberano e integrado en la Unión Europea y se convierta en un país débil y fallido, con un gobierno tutelado por Moscú. Si lo consigue, no habrá paz en la frontera europea. Transnistria, Moldavia y los países bálticos podrían ser los siguientes objetivos rusos. El as en la manga de Putin es bien conocido, esperar al regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El candidato republicano, a punto de conseguir la nominación, ha dicho que resolvería la guerra de Ucrania en veinticuatro horas. Se entiende que lo haría aceptando las tesis de Moscú y recompensando su agresión. Trump no tiene una política exterior mínimamente formulada y su instinto es aislacionista. El eslogan 'América primero' en el fondo quiere decir que la superpotencia estadounidense no debe ser el proveedor global de orden y estabilidad. Los votantes de estados como Wisconsin, Michigan y Pensilvania decidirán en noviembre el futuro de una guerra que nos afecta profundamente como europeos. Mientras tanto, la mejor alternativa es seguir ayudando a Ucrania a que se defienda y Rusia no avance.

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