Albania puede ser sólo el principio. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, asfixiada por la llegada de cerca de 150.000 inmigrantes a través del Mediterráneo en lo que llevamos de año, casi el doble que en el mismo período de 2022, firmó el pasado ... lunes un acuerdo con su homólogo albanés, Edi Rama, por el que se crearán dos centros en el país balcánico para internar a los irregulares que pretendan llegar a Italia cruzando el mar. Tendrán una capacidad para acoger a 36.000 extranjeros al año y se espera que entren en funcionamiento a partir de la próxima primavera.
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Pese a las críticas de las organizaciones humanitarias y de los partidos de la oposición, además de las dudas que genera su encaje legal y las advertencias de Bruselas de que estos centros deben respetar «el derecho comunitario e internacional», la intención del Gobierno de Roma es llegar con otras naciones a acuerdos similares al alcanzado con Tirana.
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«Creo que puede convertirse en un modelo de colaboración entre los países de la Unión Europea y los no comunitarios en la gestión de los flujos migratorios», señaló Meloni en una entrevista con el diario 'Il Messaggero'. Además de reducir la presión sobre Italia, el acuerdo con Albania también tiene como objetivo «prevenir los flujos migratorios irregulares» para que entre en la UE «sólo quien de verdad tiene derecho a la protección internacional». Fuentes gubernamentales aclararon que con la creación de los dos centros de acogida en Albania, las autoridades italianas pretenden mandar un mensaje disuasorio a quienes sueñan con emigrar a Europa y hacerles ver que ahora será aún más complicado alcanzar su objetivo.
El siguiente paso que espera dar el Ejecutivo de Meloni es establecer acuerdos similares al de Albania con los países de la ribera sur del Mediterráneo, en especial con Túnez. Pese a la severa crisis política, económica y social que vive la nación norteafricana, sigue siendo considerada por Roma un lugar seguro para los migrantes, muchos de los cuales parten precisamente desde sus costas hacia Italia. Alrededor del 60% de las personas que desembarcaron en puertos italianos tras cruzar el Mediterráneo lo hicieron tras zarpar desde Túnez, que es además la segunda nacionalidad más común entre los irregulares que llegan al país.
Según 'Il Messaggero', la diplomacia italiana trabaja para que la nación magrebí acepte un acuerdo similar al firmado con Albania. No resultará nada fácil por la dura posición del presidente, Kais Said, que aunque llegó en julio a un pacto con la Unión Europea para recibir 1.000 millones de euros a cambio de controlar la inmigración irregular, no ha tenido empacho en vetar el acceso a su territorio a miembros del Europarlamento.
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«Cuando Said se dirige a los tunecinos plantea una estrategia de defensa de la soberanía nacional propia de un Gobierno de extrema derecha», advierte Kamel Jandoubi, exministro para los Derechos Humanos tunecino. Además de con el país norteafricano, Roma espera llegar a acuerdos con Egipto, Níger y Burkina Faso para establecer campamentos de retención e identificación para migrantes como los que va a instalar en Albania.
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