La Inteligencia alemana frustra un atentado contra el jefe de la empresa armamentística Rheinmetall

Agrega que desde entonces las medidas de seguridad del presidente de Rheinmetall se encuentran en máximos, con escolta policial permanente y policías armados con subfusiles a la entrada de su consorcio en Düsseldorf, donde es registrada minuciosamente toda persona que cruza el umbral de su puerta. Hay que remontarse a los tiempos de máxima actividad de la organización terrorista alemana RAF en los años 70 y 80 para recordar unas medidas de vigilancia tan extremas a la hora de proteger a un empresario germano.

Spiegel Online, que recoge informaciones de la cadena estadounidense CNN y aporta sus propias investigaciones, señala que los servicios de Inteligencia alemanes fueron alertados por sus colegas norteamericanos y que, poco después de incrementar la protección de Papperger, se vieron confirmadas las sospechas de que podía ser víctima de un atentado. El semanario asegura que varios servicios de Inteligencia occidentales en actuación coordinada percibieron a un puñado de personas sospechosas, cuyos movimientos fueron observados minuciosamente a partir de entonces.

Todas ellas proceden de antiguos países de la Unión Soviética y en al menos uno de los casos de nacionalidad rusa. En parte se encontraban ya en el espacio de Schengen cuando fueron descubiertas y en otros casos tenían previsto ingresar en breve en el mismo. Los sospechosos fueron observados en las proximidades de la central de Rheinmetall en Düsseldorf, pero también en lugares en el extranjero a los que Papperger tenía previsto viajar, afirma Spiegel Online.

El semanario añade que las medidas de seguridad para el jefe de la empresa armamentística se han ido adaptando permanentemente a las necesidades del momento y señala, según fuentes de los servicios de Inteligencia germanos, que los sospechosos observados son agentes especiales de los servicios secretos rusos con una misión concreta. Y aunque los datos recabados fueron insuficientes para proceder a su detención, se ha podido frustrar su acción.

Las autoridades alemanas consideran desde hace tiempo que Armin Papperger, de 61 años, puede ser objetivo de un atentado ordenado por el Kremlin. Su consorcio está levantando una planta para la construcción de carros blindados Lince en Ucrania, donde colabora ya en la modernización de su industria armamentística. Rheinmetall es además uno de los mayores suministradores de armas y munición a Kiev. El consorcio está ampliando su producción de proyectiles de artillería para alcanzar las 700.000 unidades anuales, que serán entregadas prácticamente en su totalidad al ejército ucraniano.

Su presidente es además uno de los empresarios occidentales más implicados en la ayuda al Gobierno de Kiev. «Para nosotros es muy importante respaldar a Ucrania de manera eficiente y confiable», dijo Papperger, vestido con chaleco antibalas, en una reciente visita al país agredido. El empresario disfruta apreciablemente además con el cambio de imagen de su consorcio ante la opinión pública: de malvado productor de material bélico a imprescindible fabricante de armas para defender a naciones aliadas y el propio Estado. Hasta el punto de que el Borussia Dortmund luce el nombre de Rheinmetall en sus camisetas.

El enorme incremento de la producción del consorcio desde el comienzo del conflicto en Ucrania ha hecho además que Rheinmetall entre a formar parte del escogido grupo de 40 empresas que marcan el DAX, el índice bursátil alemán. Sus resultados operativos aumentaron el año pasado en 1.000 millones de euros y su cartera de pedidos se ha incrementado en un 44% hasta alcanzar los 38.000 millones. Todo esto hace que el grupo sea desde hace tiempo objetivo de la guerra híbrida de Rusia y de permanentes ataques cibernéticos por parte de grupos de piratas informáticos al servicio de Moscú.