El actual ministro principal de Escocia y líder del SNP, John Swinney, en un acto en Glasgow. AFP

El independentismo escocés celebra y juzga la década del referéndum

El impulso laborista daña a los partidos pero no al deseo soberanista de la mitad de la población

Iñigo Gurruchaga

Corresponsal. Londres

Miércoles, 18 de septiembre 2024, 01:40

Diez años después de que el 85% de los escoceses acudiera a las urnas para responder a la pregunta de si su país debía de ser indepediente, el 'no' y el 'sí' mantienen el pulso. El resultado del referéndum fue en 2014 de 55,3% ... en favor de la permanencia en el Reino Unido y del 44,70% partidario de la separación. En lo que va de 2024, se han publicado 27 encuestas. Solo cuatro daban victoria al independentismo, pero las dos partes han logrado una sola vez contar con una intención de voto del 50%.

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Eventos diversos conmemoran estos días un referéndum que fue seguido con interés en la política española y comunitaria, pero no se reproduce el júbilo de la campaña por el 'sí' en las semanas soleadas anteriores al voto. El independentismo está dividido y en julio el Partido Nacional Escocés (SNP), que guía al movimiento nacionalista, perdió 38 de los 47 escaños que tenía en el Parlamento de Westminster.

Tras una década de victorias electorales en Londres, y en los comicios para elegir diputados autonómicos en el parlamento de Holyrood, durante el liderazgo de Nicola Sturgeon, el SNP tiene ahora el tercer líder y primer ministro en año y medio. El actual, John Swinney, nunca ha ganado una campaña electoral al frente del partido. Contra sus instintos socialdemócratas, su Ejecutivo ha tenido que recortar gastos públicos para reducir su déficit presupuestario. Culpa a las políticas de austeridad dictadas por Londres y a la reducción de ingresos por el descenso de los precios del petróleo y del gas en los últimos meses.

La viceministra principal, Kate Forbes, ha anunciado un plan de desarrollo industrial y ecológico centrado en cinco áreas: la energía eólica, captura y almacenamiento de carbono, servicios profesionales y financieros verdes, hidrógeno y electrificación de la industria pesada. El anuncio ha coincidido con la noticia del cierre de su única refinería. El futuro energético de Escocia parece prometedor, pero la transición será compleja para un Gobierno con prisa. Forbes emprenderá en los próximos 18 meses una gira mundial para atraer inversiones. Las próximas elecciones autonómicas han de celebrarse en mayo de 2026 y los sondeos indican que el SNP y los laboristas, que en julio les arrebataron la mayoría de sus escaños en Westminster, están empatados.

El actual Ejecutivo en Edimburgo se ha concentrado en cuestiones económicas y sociales

Nadie conoce decepciones políticas más profundas que Alex Salmond, líder feliz del independentismo escocés en la noche del 18 de septiembre de 2014, porque la empresa canadiense de sondeos que había contratado le pronosticaba la victoria. En la mañana del 19 presentó la dimisión. «No hubiese renunciado si hubiera sabido que diez años después no íbamos a ser independientes», ha confesado.

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Sumas con prisa

El auge electoral del SNP tras la derrota en el referéndum fue extraordinario, hasta que Sturgeon causó hastío por su repetición de la promesa incumplida de un segundo referéndum, la oscura gestión por su marido de las finanzas del partido, y abrazo a las corrientes más radicales sobre los derechos 'trans'.

Salmond creó un nuevo partido, Alba, que contó con el voto de 11.784 seguidores en las generales. Todos los candidatos perdieron el depósito. Pero el gran líder del SNP no se arredra. Hace unos días explicó a una audiencia también modesta de periodistas -una francesa, tres españoles, un ruso y un chino- cómo se puede llegar a la independencia.

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Alba tiene que pasar del 5% del voto en las últimas autonómicas al 15%. Si el SNP obtiene el 40% por desgaste de los laboristas, los dos partidos independentistas podrían sumar una mayoría absoluta en el Parlamento escocés. Y podrían convocar entonces un referéndum preguntando a los escoceses si desean que su cámara legislativa tenga poder para declarar la independencia. Salmond, de personalidad astuta y robusta, enemistado con buena parte del SNP, subraya en su visión estratégica que las dos fuerzas que apoyan la independencia tienen que mantener una relación de mutuo respeto.

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