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Iñigo Gurruchaga
Londres
Miércoles, 11 de enero 2023, 20:00
La Iglesia de Inglaterra ha creado un fondo inicial de unos 112 millones de euros con el objetivo de «mejorar las oportunidades en comunidades afectadas por el esclavismo» y desarrollar más investigaciones en diócesis, catedrales y parroquias sobre sus vínculos históricos con el comercio de ... esclavos entre el oeste de África y las colonias españolas en América.
El anuncio responde a la publicación de un informe del ente administrativo del capital de la Iglesia oficial -'Church Comissioners'-, que estima en una cifra equivalente a unos 1.120 millones actuales los beneficios obtenidos por los predecesores del ente en el comercio de la South Sea Company, o Compañía de los Mares del Sur, en la primera mitad del siglo XVIII.
En la introducción de su informe, los comisionados señalan que ese comercio «causó mucha pena y miseria a población de descendencia africana en particular, pero también a otros grupos en todo el mundo que han sufrido grandes injusticias». Afirman también que «contribuyó a las tensiones y divisiones raciales y de clase que tenemos hoy en nuestra sociedad y, lamentablemente, en nuestra Iglesia».
Los comisionados invocan el concepto de 'Sankofa', en la lengua twi de Ghana, que se expresa en un proverbio: «No es malo retroceder para recuperar lo que has olvidado». Creen que «un futuro mejor sólo llega mediante el entendimiento de nuestro presente y también de nuestro pasado». Su informe preliminar, en 2019, les hizo «más conscientes de que la economía del esclavismo tuvo en papel significativo en dar forma a la sociedad, economía e Iglesia que tenemos ahora».
Por su parte, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, justificó la decisión con una cita del Evangelio de San Juan: «Dios es luz, y no hay tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en las tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; pero si andamos en la luz, como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado».
Dos reyes hondamente religiosos -Ana, primera monarca de Gran Bretaña e Irlanda y última de la dinastía de los Estuardo y Felipe V, primer monarca español de la línea Borbónica y el más longevo en la historia de la corona- fueron los creadores del comercio de esclavos que abochorna ahora a la Iglesia anglicana. Lo hicieron en el final de la Guerra de Sucesión, que enfrentó a las potencias europeas sobre el trono de España.
Como secuela de la Paz de Utrech, los países contendientes firmaron diversos tratados. El afán de reavivar el comercio con las colonias por el rey español nacido en Versalles le llevó a otorgar monopolios incompletos a compañías particulares. La deuda llevó a la reina protestante a impulsar una empresa mixta, privada y pública, que absolviera y gestionase los bonos del estado.
Firmaron un tratado en el que la corona española entregaba a la Compañía de los Mares del Sur el comercio de esclavos durante treinta años. El objetivo era que se transportasen a las colonias americanas cuatro mil cada año. La relación entre la corona española y la compañía fue conflictiva, pero aquel fue el principal negocio de la empresa entre 1714 y 1739. Fueron 97 viajes y unos 34.000 esclavos.
Auditores independientes han analizado los legajos de la contabilidad del 'Queen Ann Bounty', el premio de la reina Ana, creado por la soberana para paliar la pobreza de curas en una iglesia oficial con niveles variados de riqueza. Había perdido propiedades en la reforma promovida por Enrique VIII y tenía tensas relaciones con un Parlamento en el que abundaban los beneficiado por la desamortización.
Ese ente, que gracias a la habilidad de la monarca reparó en parte la desigualdad en la Iglesia, invirtió en la Compañía de los Mares del Sur. Estuvo en existencia hasta 1947, cuando sus activos fueron sumados a un nuevo cuerpo gestor, los Comisionados. Administra unos 10.000 millones de euros y es considerado como uno de los fondos de inversión con mejores resultados en los mercados de capitales.
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