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«Solo compramos coches de segunda mano con motor diésel. ¿Recuerdas la columna de tanques destruida mientras se dirigía a Kiev en el inicio de la guerra? Se quedaron sin combustible. No queremos que a nuestros coches les pase lo mismo y en el frente ... de guerra solo hay diésel». Quien así habla es Iván Oleksii, un joven de 25 años que reside en Lviv, al Oeste de Ucrania. Al comenzar la invasión de su país era un comentarista de 'e-sports' -los deportes que se juegan en el mundo virtual-. Cuando los rusos cruzaron la frontera en febrero, puso en marcha un equipo de jóvenes que se dedicó a buscar por Europa vehículos todoterreno usados, los más baratos que podía encontrar, para tunearlos en un taller de su ciudad y poder mandarlos al frente para luchar contra los ocupantes. «Con un coche de segunda mano que vale 8.000 euros somos capaces de destruir tanques rusos que cuestan dos millones», asegura Oleksii a este periódico.
'Cars for Ukraine' -' C4U', el nombre que le dio Oleksii a su organización- ha envido ya 129 todoterrenos al frente de guerra con el apoyo del Ejército ucraniano y en estos momentos prepara otros 28. Son los militares quienes se encargan de dotarles de armamento: desde ametralladoras pesadas a misiles inteligentes Javelin, el terror de los tanquistas rusos. El trabajo de este grupo es intenso. Por un lado, buscan donaciones económicas para sufragar la compra de los vehículos. Al mismo tiempo, tienen que localizar vehículos de segunda mano por todo Europa, -«sobre todo en Inglaterra, donde son más baratos», asegura Oleksii- y luego tienen que trasladarlos hasta Ucrania y conseguir que lleguen al taller mecánico utilizado para poner al día los vehículos. Allí también los blindan. «Incluso conseguir el metal para proteger los coches nos resulta más difícil cada día», afirma el joven.
Según Oleksii, proteger los automóviles es la parte vital de su operación. «Colocamos placas de metal en el radiador porque es la zona más sensible y un simple disparo podría detener uno de los nuestros vehículos y dejarlo paralizado en una zona peligrosa», explica. Su siguiente prioridad es el habitáculo en el que viajará la tripulación de su todoterreno. «Tenemos que asegurarnos de que cuentan con la suficiente protección como para resistir una explosión o una ráfaga de disparos. En caso de que sufran una emboscada, los soldados tienen que salir con vida para seguir luchando». Y la tercera parte de su misión en el taller consiste en colocar el tipo de torreta que les pide el Ejército ucraniano para las armas que estos vehículos utilizarán en el frente.
El trabajo que realiza 'C4U' tiene implicaciones estratégicas que ayudan a entender la complejidad de las guerra en Ucrania. Desde los años 80, los analistas militares emplean un término que es perfectamente aplicable en la actualidad: 'Toyota wars' (Las guerras Toyota). Esta expresión comenzó a utilizarse en las guerras civiles del Líbano, en las que las partes enfrentadas aprendieron a utilizar todoterrenos comerciales -en su mayoría de origen japonés- como vehículo de combate. Posteriormente, la guerra del Chad llevaría este tipo de táctica hasta un nuevo nivel y de ahí se exportaría a lugares como Siria, Irak o Chechenia. En Somalia estos vehículos pasarían a llamarse en argot militar 'technicals'.
Las denominadas 'guerras Toyota' fueron posibles, entre otras cosas, porque la marca de automoción japonesa había sacado al mercado el 'Land Cruiser', un vehículo 4x4 que quería sustituir al 'Jeep Willis' que empleaba el Ejército america no. Como no fue adoptado como vehículo oficial, salió a la venta en el mercado civil. De repente, ciudadanos de todo el mundo tenían a su alcance un coche casi indestructible, diseñado para soportar la dureza del campo de batalla. Tropas irregulares y guerrilleros de todo el mundo comenzaron a utilizarlo porque solo aportaba ventajas. Era mucho más barato que un vehículo militar y sus repuestos eran mucho más accesibles. Además, permitía un ahorro de combustible de entre un 25% o un 65% con respecto a otros blindados militares. Y sobre todo, no necesitaba que sus tripulantes recibieran ninguna preparación especial para emplearlo. Bastaba con ser capaz de conducir un coche. Con el tiempo, incluso las fuerzas especiales de países como Estados Unidos comenzaron a utilizar los Toyota en Irak o en Afghanistan. En ese caso, los comandos norteamericanos adquirieron el 'Tacoma', la versión japonesa para el mercado occidental. Las 'guerra Toyota' supusieron una nueva forma de luchar.
La llegada de este tipo de guerra a Ucrania muestra la complejidad de un conflicto en el que se mezcla la tecnología más sofisticada con este tipo de vehículos que popularizaron los insurgentes de países del tercer mundo. Revela también que los ucranianos están dispuestos a defender su país con todos los medios a su alcance y que la lucha contra los invasores rusos se va a llevar a cabo de todas las maneras posibles. Y que, además de la guerra regular, están dispuestos a emplear todas las técnicas de la lucha de guerrillas para enfrentarse a los rusos.
La iniciativa de 'Cars for Ukraine', ha servido para dotar de blindados improvisados a las fuerzas especiales ucranianas -los Lobos grises- pero también a voluntarios de la Legión Georgiana y del Batallón Azov. Según Oleksii, los jóvenes que se dedican a buscar coches y prepararlos para la guerra sí que reciben en ocasiones información sobre cómo se emplean sus automóviles. «Sabemos que son los que se están utilizando para las emboscadas a las tropas rusas. Y también nos han contado que están detrás de las líneas enemigas. Es muy importante para nosotros saber que estamos haciendo un trabajo útil para liberar nuestro país», afirma Oleksii.
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