Un grupo armado serbio mantiene en tensión a Kosovo durante dieciocho horas

Durante la madrugada dos camiones blindados sin matrícula bloquearon un puente en la entrada a la localidad, donde se ubica un puesto fronterizo con Serbia. Cuando los efectivos kosovares que se disponían a retirarlos, fueron emboscados desde diferentes posiciones con armas de fuego, granadas de mano y lanzacohetes.

El incidente, que Pristina atribuye a Belgrado, fue provocado por un grupo conformado por unas treinta personas. En medio de la persecución, los miembros del comando embistieron con un vehículo blindado las puertas de un monasterio ortodoxo y se atrincheraron en el patio. «De vez en cuando se escuchan disparos», afirmaron desde la diócesis de Raskë-Prizren, que informó que medio centenar de fieles de Novi Sad, entre ellos dos menores, y un sacerdote estaban dentro del recinto religioso. Enmascarados, armados hasta los dientes y uniformados, los criminales desoyeron durante unas siete horas las peticiones de capitulación que el cuerpo policial y las fuerzas de la ONU, que rodeaba el edificio, emitían desde el exterior.

Cuando los efectivos lograron penetrar en el monasterio «retornó la calma después de varias batallas», indicó el ministro del Interior, Xhelal Sveçla. Los peregrinos fueron escoltados a salvo hasta la comisaría de Mitrovica.

«Se ha encontrado una cantidad extraordinaria de armas de infantería con explosivos pesados, logística, alimentos y equipos para barricadas. Podemos asegurar que eran elementos para varios cientos de atacantes más». Hasta ahora se desconoce el paradero de los asaltantes. Las autoridades se limitaron a decir que «todo estaba bajo control».

El primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, acusó a Belgrado de financiar el ataque en esta zona de mayoría serbia. «Se trata de una formación terrorista. Mercenarios que planearon la incursión durante mucho tiempo», aseguró después.

El presidente kosovar, Vjosa Osmani, denunció un atentado «orquestado por bandas criminales serbias contra la soberanía» de Pristina. El jefe de Gobierno de Albania, Edi Rama, advirtió de que esta situación es «la mayor alarma» y del riesgo de escalada de la crisis en el conflicto entre Pristina y Belgrado.