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Caroline Conejero
Nueva York
Sábado, 8 de abril 2023, 07:07
Le espero enfrente del teatro La MaMa en el East Village de Nueva York, cuando un mensaje de texto anuncia que va retrasado y llegará en unos quince minutos. Es el día del desfile de San Patricio y el tráfico es un desastre en Manhattan. ... Eugene Hütz aparece por fin media hora después y buscamos un sitio tranquilo para hablar.
Ataviado con su gorra y bigote insignia, el carismático hombre al frente de la banda gypsy punk Gogol Bordello, que en 1999 desde el Lower East Side tomó al mundo por sorpresa con su música, no hace prisioneros cuando se trata de la invasión armada de su país natal, Ucrania.
Con nueve álbumes a la espalda, un elenco internacional de músicos y explosivas actuaciones en vivo, Gogol Bordello es el receptáculo en el que Eugene Hütz fusiona su herencia gitana y su gusto por lo burlesco con la ruidosa irreverencia punk. Descubrió la música de la mano de su padre, guitarrista de una de las primeras bandas de rock de Ucrania, que a los 14 años le ayudó a montar su primera guitarra de madera contrachapada, con unos pedales de distorsión hechos de piezas de radio, y su primera batería con grandes latas de pescado cubiertas con capas de cinta adhesiva. Más tarde, descubrió el misticismo de la cultura gypsy romaní de parte de la familia de su madre.
Superviviente de Chernóbil, su experiencia propia a través de campos de refugiados en Polonia, Hungría, Austria e Italia antes de llegar con su familia a Estados Unidos en 1993 le confiere una visión de errante, extraño en el paraíso, que canaliza como provocación y fiesta. Sobre la orden de detención contra el presidente ruso, Vladímir Putin, divulgada por el Tribunal Penal Internacional, dice: «Ya era hora. Sabíamos que esto se avecinaba. Cualquier ucraniano sabe que esto venía formándose desde hace años».
La atrocidad de la guerra ha infligido una brutal angustia existencial a todos los ucranianos del mundo. Eugene Hütz no es una excepción. Y ha hecho de la movilización de ayuda a Ucrania su bandera desde Nueva York.
- ¿Cómo está siendo la experiencia de contribuir a tu país con la música?
- Bueno, se trata de un esfuerzo colectivo. Es una reacción natural. Hemos visto a muchos hermanos y hermanas en el mundo haciendo lo mismo, lo correcto. Ha sido muy unificador y también un momento de sacudir esa durmiente unidad y solidaridad ucraniana entre gente de buena fe. También ha marcado una línea entre las personas a quienes este conflicto les importa de verdad y otras que hablan mucho, pero que cuando es el momento de estar presentes, desaparecen.
En cuanto estalló la guerra, el bajista y líder de Primus, Les Claypool, y Eugene Hütz iniciaron una conversación que llevaría a la creación de una respuesta musical en apoyo a Ucrania. De aquel diálogo «con vodka», surgió la idea de una canción de choque, del tipo 'Oriente encuentra a Occidente', con una idea central: «¡Zelenski tiene bolas de acero!». No se trataba de hacer un tema de condena sino de apoyo a la épica defensa civil y al coraje del presidente ucraniano ante la invasión.
- Pronto se unieron al proyecto pesos pesados como Stewart Copeland (The Police), Sean Lennon, Sergey Ryabtsev y Billy Strings. Todas las ganancias del tema se destinan a Nova Ucrania, una organización sin fines de lucro que brinda ayuda humanitaria a los ucranianos. Después le siguieron otra canción, 'Teroborona', conciertos colectivos y el álbum 'Solidaritine'.
- Empezamos a organizar el primer concierto benéfico días después del comienzo (de la invasión) y hubo mucha gente que inmediatamente mostró su apoyo inquebrantable. Gente como Patti Smith, Suzanne Vega, Jesse Mallin, Jello Biafra (Dead Kennedys), grandes músicos y amigos. Son voces que provienen del punk rock, voces en las que se puede confiar. Su participación fue crucial y muy clarificadora para poner a los ciudadanos al día. Aunque estoy seguro que muchos probablemente continúen sin tener ni idea.
- Se ha hablado mucho de que Occidente no vio venir a Putin como realmente es.
- Cuando empezó la guerra Occidente se sorprendió. Pero en realidad no hay nada chocante para los que han vivido con este vecino demente. Va más allá de Putin. Tanto si es él o Stalin, o la llamada Catalina la Grande o Pedro el Grande o Iván el Terrible, el método es el mismo: toda esa tierra no ha conocido la democracia nunca ni lo ha intentado. Existe una larga tradición de esclavitud mental contenta de ser gobernada por un tirano. El nombre de ese tirano es casi irrelevante. Se trata de la granja de zombis más exitosa de todos los tiempos. Y me alucina que todavía haya ingenuos que aun no se enteren, tanto en el Este como en el Oeste.
- El rock siempre ha sido un gran vehículo de movilización y concienciación para unir a la gente y propulsar cambio.
- Sí, pero no nos hagamos fantasías sobre ello. Como dijo el amigo Zappa, si la música pudiera cambiar el mundo viviríamos en el cielo hace mucho tiempo. Pero es cierto que la música sí ha tenido un papel importante en proveer alguna dirección a la gente cuya mentalidad no está muy lejos de ver las cosas como son. Pero no creo que puedas persuadir a nadie con música; en todo caso, une a la gente que ya transita por un camino similar.
- Alguna vez ha hablado de cómo la protesta ha estado siempre en el centro del rock, el punk, el hip hop, el jazz y, en realidad, en casi todos los géneros musicales.
- El gran arte siempre está casado con la protesta. No tiene que tratarse sólo de una movilización contra el mundo exterior; puede ser un tipo de protesta contra tus propios modelos y esquemas de vida que a lo mejor ya no te sirven bien. Una parte de esa protesta es profundamente subconsciente, como sucede en el caso del jazz, o de la primera música de vanguardia, Ravel, Debussy, Schoenberg, Béla Bartók o Erik Satie. Pero se manifiesta de forma mucho más clara y pronunciada en el trabajo de autores como Woody Guthrie y canciones con un mensaje directo extraído de experiencias de primera mano.
- Ha sido refugiado, inmigrante y viajero. Habla varios idiomas, tiene parte de herencia de los romaníes y ejerce el papel de 'outsider', del extranjero, el músico que viene de fuera.
- El 'outsider' es el 'insider' con mejor perspectiva. Un mecanismo para propulsar la cultura y la política. Hay un gitano en mí. Vengo de una familia mezclada. ¿Hay alguien más 'outsider que eso? Y no se trata de una rareza en Ucrania, allí es bastante normal.
- Pasó la infancia en un lugar duro.
- Yo nací y crecí en el distrito de Boyarka, de Kiev, que era como el Bronx de Nueva York, pandillas callejeras incluidas. Si no sabías moverte y hablar en la calle, era mejor que no salieras. Mucha gente se sentía un poco olvidada del mundo. Pero yo nunca me sentí así. Y eso que vivía literalmente en el último edificio de la localidad. Después de eso sólo había campo, el río y Chernóbil. Te subías a un tejado y con binoculares podrías ver Chernóbil. Ahora, tristemente puede considerarse una zona próspera: no ha sido bombardeada tanto como Járkov.
- El escritor Nikolái Gógol, el gran ucraniano que satirizó la cultura rusa, de enorme influencia literaria, ha sido una gran inspiración en su vida. De hecho, su pseudónimo Gogol Bordello está claramente vinculado a él.
- Lo que hacía Gógol era contrabandear la cultura ucraniana dentro del Estado del Imperio ruso; era literalmente contrabando. Satirizó la mentalidad pro-occidental de las élites pretenciosas de Moscú y San Petersburgo en contraste drástico con la realidad del atraso del país. Su último trabajo, 'Almas muertas', es venerado hasta hoy como la gran panorámica de la vida en Rusia cuando en realidad expone literalmente la corrupción y disfuncionalidad de aquella sociedad. Es como una baraja de arquetipos de degeneración.
- En el escenario, en sus actuaciones actuales, aborda el drama ucraniano, pero combina la gravedad del argumento con un carácter extrovertido y contagioso.
- Es la espina de gitano, como decís en España, que en mí provee un músculo extra para empujar todo esto. Como Camarón de la Isla, con ese duende para hacerse con la tradición y, luego, el arrojo de grabar una versión rock flamenco de 'La leyenda del tiempo' con el icónico Tomatito, para luego ser anatemizado por ello. Eso es la voz, el gusto, el duende y la catarsis.
Después de la entrevista Eugene regresa al teatro La MaMa donde tiene una aparición al final de una obra dramática sobre Ucrania. Calienta motores con otros músicos que se arrancan en improvisaciones en inglés y ucraniano. Luego, Eugene desaparece detrás del escenario y las luces se apagan.
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