201 detenidos y 175 policías heridos tras una nueva noche de disturbios en Francia
El Gobierno galo montó un dispositivo de seguridad formado por 13.000 agentes en previsión de protestas violentas contra la reforma de las pensiones ·
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El Gobierno galo montó un dispositivo de seguridad formado por 13.000 agentes en previsión de protestas violentas contra la reforma de las pensiones ·
La décima jornada de movilizaciones en Francia contra la reforma de las pensiones impulsada por el presidente, Emmanuel Macron, estuvo este martes blindada por la presencia de 13.000 policías y gendarmes en las calles, 5.500 de ellos en París. Era una cita considerada ... de alto riesgo, sobre todo tras los graves disturbios de días atrás. El despliegue de las fuerzas de seguridad no impidió por completo los incidentes, ni la presencia de alborotadores de los 'black blocs', pero permitió que las protestas transcurrieran con menos violencia. Aún así se detuvieron a 201 personas y 175 policías resultaron heridos.
El Ministerio del Interior calcula que 740.000 personas se manifestaron este martes en todo el país (93.000 en la capital) contra Macron y su proyecto para cambiar las pensiones, ya aprobado por decreto, que elevará la edad de jubilación de los 62 años actuales a 64. La Confederación General del Trabajo (CGT) reivindicó dos millones de participantes, 450.000 en París. Las cifras están lejos de las logradas hace menos de una semana, el jueves pasado, cuando salieron entre un millón de franceses, según el recuento oficial, y 3,5 millones, según los sindicatos. Las centrales no se rinden y convocaron una nueva protesta para el 6 de abril.
Los enfrentamientos entre la Policía y grupos de 'black blocs' se produjeron principalmente al final de la jornada, tras la retirada de los sindicatos. Los manifestantes más radicales destrozaron de nuevo mobiliario urbano, incendiaron papeleras y lanzaron proyectiles contra los agentes, que respondieron con cargas policiales y gases lacrimógenos.
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La diferencia de este último día de movilizaciones, el décimo desde que empezaran hace ya dos meses, el 19 de enero, fue también que los jóvenes se unieron en mayor número que en citas anteriores contra el proyecto de Macron, que se encuentra a la espera del visto bueno del Consejo Constitucional. A los 16 años, Paule, estudiante del instituto público Turgot de París, ya piensa en la jubilación y este martes bloqueó junto a sus compañeros de clase el acceso a su centro educativo colocando en la puerta varios cubos de basura, que se ha convertido en el símbolo de estas manifestaciones. '16-64 es una cerveza, no una carrera', 'Ni al paso, ni en marcha', 'Tengo 49.3 razones para fumarme un porro' o 'París en llamas' rezaban algunas de las pancartas colgadas en la entrada.
Según el sindicato de estudiantes Fidl, había más de 500 institutos bloqueados en Francia, cien más que el pasado jueves. «Si los adultos van a trabajar más tiempo, eso significará menos puestos de trabajo para nosotros», razonaba Paule, que explicaba que los jóvenes también protestaban este martes contra la violencia policial y contra el uso del artículo 49.3 de la Constitución para aprobar la reforma de las pensiones por decreto sin someterla al voto de los diputados. «Todos tenemos padres o allegados que se verán afectados. A nosotros nos impacta igualmente», explicaba Louis, de 25 años, consultor en desarrollo sostenible que trabaja en una empresa privada y se manifestó en París.
Yann, jubilado, constataba que cada vez hay más jóvenes en las marchas. «Los alumnos de instituto son como el dentífrico, una vez que salen del tubo, no hay quien les meta dentro», advertía con esta frase que se suele utilizar en Francia para referirse al efecto que tendría su movilización masiva en las protestas. Los estudiantes esperan que con su presión en la calle Macron entierre la reforma, rechazada por dos de cada tres franceses. En 2006, el entonces presidente, Jacques Chirac, guardó en el cajón el contrato de primer empleo (CPE) para los menores de 26 años tras varios meses de protestas juveniles.
Al igual que ocurrió en anteriores jornadas, transportes y energía fueron los dos sectores más afectados por los paros. La SNCF, la empresa pública de ferrocarriles, registró retrasos y cancelaciones. Sólo circularon tres de cada cinco trenes de alta velocidad (TGV) y uno de cada dos regionales. Eurostar y Thalys operaron casi con normalidad. En París, sólo seis líneas del metro funcionaron sin problemas y la red de cercanías también se vio afectada en la región parisina. Además, el 20% de los vuelos en los aeropuertos de París-Orly, Marsella-Provenza y Burdeos fueron cancelados. Los piquetes bloquearon asimismo varios puertos y muelles, lo que impidió el movimiento de mercancías.
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Otro problema derivado de estas protestas es el bloqueo de las refinerías, que provoca escasez de combustible en todo el país. En el 15,7% de las estaciones de servicio faltaba este martes al menos un tipo de carburante y el 7,4% no tenía ninguno, siendo las gasolineras del sureste de Francia las más afectadas. En Vaucluse, por ejemplo, la prefectura ha restringido la venta a particulares a 30 litros por persona.
Mientras, el Gobierno galo no da muestras de escuchar a la calle y este martes rechazó la propuesta del secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), Laurent Berger, de recurrir a un mediador para salir de la crisis social que vive el país y de suspender el retraso de la edad de jubilación. El gabinete de la primera ministra, Élisabeth Borne, no está dispuesto a renunciar a la reforma, pero se muestra abierto a hablar sobre «las condiciones de la aplicación de la ley» una vez que el Consejo Constitucional se haya pronunciado sobre el texto.
Después de más de tres semanas con el servicio de recogida de las basuras en huelga en París por la reforma de las pensiones, la Confederación General del Trabajo (CGT) anunció este martes que el paro quedará este miércoles desconvocado. La protesta, que comenzó la noche del 6 al 7 de marzo, fue apoyada por la alcaldesa de la capital, la socialista Anne Hidalgo. El Gobierno francés decidió intervenir y obligó a basureros y barrenderos de París a regresar a sus puestos por la amenaza que la acumulación de basura suponía para la salud y el temor a una proliferación de ratas. Quitar ahora las 6.600 toneladas de residuos que quedan en las calles (el viernes eran 10.500) llevará tiempo. Además, dos de las tres incineradoras de la capital continuaban este martes bloqueadas por los piquetes.
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