Francia abrirá a finales de julio una prisión para los principales capos del narcotráfico

«Cogeremos una prisión francesa, la vaciaremos de sus detenidos actuales, la aislaremos completamente y reforzaremos su seguridad con agentes penitenciarios especialmente formados para ello y que conservarán su anonimato», explicó Darmanin al mediodía, durante una visita en la Escuela Nacional de Administración Penitenciaria en Agen, en el suroeste del país. Una vez hayan llevado a cabo esas tareas, el ministro de Justicia confía en que encerrarán en ese centro a los principales narcotraficantes. Ha prometido que resultará un penal «invulnerable» y donde será «imposible que los detenidos consigan droga o un teléfono móvil». «Queremos mostrar que, cuando un narcotraficante está en prisión, no puede llamar ni tener una vida agradable», añadió.

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Darmanin, que ejerció como ministro del Interior entre el verano de 2020 y el pasado septiembre, se convirtió en uno de los dirigentes más mediáticos debido a sus anuncios rimbombantes, lastrados por unos resultados mejorables en materia de seguridad. Después de su retorno en diciembre al Ejecutivo al frente de la cartera de Justicia, ha hecho de la lucha contra el narcotráfico una de sus prioridades. A principios de esta semana, se produjo la extradición a Francia desde Marruecos del presunto líder de los Yoda, una de las principales bandas de Marsella.

El ministro de Justicia va en serio en este proyecto de prisión especial para narcotraficantes, que ha suscitado algunas críticas. Por un lado, criminólogos han cuestionado la pertinencia de concentrar en un mismo lugar a los principales narcos. Por el otro, la Asociación de Abogados Penalistas alertó de las posibles vulneraciones respecto a los derechos de los presidiarios al promover los regímenes de aislamiento.

El Ejecutivo de centro-derecha ha previsto invertir unos cuatro millones de euros en esta iniciativa. Según el diario 'Le Monde', contempla crearla en las instalaciones de la actual prisión de Condé-sur-Sarthe (noroeste) o en la de Vendin-le-Vieil (norte). Ambas comparten la especificidad de que disponen de un número relativamente bajo de presidiarios, algo poco habitual en Francia. El país vecino arrastra desde hace años un problema de sobrepoblación en sus centros penitenciarios. En diciembre batió un récord nacional con casi 81.000 personas encarceladas por menos de 63.000 plazas.

Además de la sobrepoblación carcelaria, las nuevas tecnologías -los teléfonos inteligentes y los envíos con drones- y la corrupción creciente favorecen la impunidad que gozan algunos narcotraficantes entre rejas. Se han conocido casos de capos que desde la prisión ordenaron asesinatos o coordinaban puntos de venta en el exterior. Una preocupante realidad que el Gobierno francés quiere contrarrestar.