Joana Serra
Berlín
Domingo, 2 de abril 2023
La derecha moderada de Petteri Orpo, líder de la Alianza Nacional o Kokoomus, se apuntó una muy ajustada victoria en las elecciones legislativas de Finlandia, convertida ya en miembro virtual de la OTAN. La socialdemocracia de Sanna Marin, la carismática primera ministra del país, se ... quedó luchando por el segundo puesto, que finalmente perdió al verse superada también por la pujante ultraderecha de los Verdaderos Finlandeses, liderados por Riikka Purra.
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Con la totalidad de los votos escrutados y una participación del 71,9%, la derecha moderada de Orpo obtuvo un 20,8% de las papeletas y 48 de los 200 escaños del Parlamento, diez más de los que tenía. La ultraderecha, con el 20,1% de los apoyos, gana siete diputados hasta alcanzar los 46; y los socialdemócratas se quedan en 43 asientos (tres más), con el 19,9% de los sufragios.
«¡Ha sido una gran victoria!», proclamó exultante Orpo. «Nosotros llevamos propugnando el ingreso en la OTAN desde hace décadas», afirmó en una comparecencia ante los medios extranjeros, mientras anunciaba el inicio de negociaciones «con todos los partidos» del fragmentado panorama político finlandés para constituir un Gobierno de coalición «fuerte» y liderado por él que «recuperará Finlandia». Marin ha necesitado para gobernar cuatro aliados en esta legislatura.
La segunda en la contienda electoral, la ultraderechista Riikka Purra, lanzó también un mensaje triunfalista pese a que el avance no fue el que esperaba. Los Verdaderos Finlandeses aspiraban al primer puesto y a asumir el máximo protagonismo para el país nórdico y nuevo miembro de la Alianza Atlántica. En todo caso, agradeció el respaldo obtenido en un acto con simpatizantes. «¡Habéis conseguido el mejor resultado de la historia para este partido!», les felicitó. «Lo que está claro es que los finlandeses quieren seguridad, no solo a través de la OTAN, sino también en el interior del país», agregó la líder del partido euroescéptico y antiinmigración.
El avance de la ultraderecha a niveles que se habían considerado hasta ahora propios de los grandes partidos es un rasgo común en todo el ámbito nórdico europeo. La vecina Suecia convirtió al radicalismo derechista representado por los llamados Demócratas Suecos en árbitros de la agenda política, al ascender a la categoría de aliados externos de la coalición de centro-derecha que dirige el moderado Ulf Kristersson como resultado de las elecciones celebradas el año pasado.
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Las primeras proyecciones inmediatamente después del cierre de los locales, basadas en el llamado voto avanzado y el procedente de los votantes en el exterior, habían mostrado un empate entre Marin y Orpo, mientras que Purra quedaba por entonces supuestamente descolgada a un tercer puesto. Cuando se entró en el 70% del voto real, el conteo empezó a beneficiar al partido de Purra, quien debutaba como líder de los Verdaderos Finlandeses.
La ya primera ministra en funciones, Sanna Marin, encajó con rostro de alivio los primeros resultados y esperó a hacer declaraciones. Finalmente admitió la derrota y felicitó a Orpo, con quien puede llegar a formar la siguiente coalición -aunque ya desde la posición de socio menor y sumando algún otro aliado-, y a Purra. «Tenemos razones para estar contentos con este resultado», aseguró: «Ha aumentado el apoyo y el número de escaños. Es un logro muy positivo, aunque no seamos los primeros».
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Las elecciones finlandesas se celebraron en un momento crucial para el país nórdico, al que faltan apenas unas formalidades para consumar su ingreso en la OTAN, una vez disipadas las objeciones que mantuvo durante meses Turquía. Hay mucho en juego en el tablero político, en un momento en que la OTAN refuerza su flanco nórdico y báltico y mientras Erdogan hace sentir el peso que se le reconoce a Ankara como miembro de gran valor estratégico.
Dos socios de la coalición saliente de Sanna Marin se han hundido en sus respectivos récords a la baja. Los centristas han caído a un 12,3 %, lo que puede interpretarse como un voto de castigo a los sucesivos problemas que ha dado a la alianza de gobierno. Primero, al precipitar la dimisión del primer ministro y antecesor de Marin, Antti Rinne, a los seis meses de asumir el puesto. En segundo lugar, por descartar seguir apoyando a los socialdemócratas, en caso de seguir al frente del Ejecutivo.
Los Verdes, el partido del ministro de Exteriores, Pekka Haavisto, han quedado igualmente maltrechos y en un 7,3 %. Un revés para la formación ecologista, especialmente por tratarse de una figura que, en razón de su cargo, había tenido una notable visibilidad en el camino de Finlandia hacia la OTAN. El partido dominante en la coalición, los socialdemócratas, «se comió» al resto en una elección muy polarizada, trataban de justificar los ecologistas.
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