Joana Serra
Berlín
Sábado, 10 de febrero 2024, 18:35
Casi la mitad de los electores finlandeses -un 46% del censo, lo que equivale a 1,96 millones de ciudadanos- ya había depositado esta semana su papeleta durante los siete días habilitados para el llamado «voto avanzado». Se trató de un nuevo récord nacional en ... esta disciplina en alza en el país nórdico. El resto de los electores dispone de este domingo, desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la noche, hora local, para decidirse entre el conservador Alexander Stubb y el verde Pekka Haavisto. Son los dos finalistas que pasaron a la ronda de desempate entre los nueve candidatos de la primera vuelta, celebrada el pasado 28 de enero.
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Una victoria de Stubb implicaría continuidad respecto al presidente saliente, el también conservador Sauli Niinistö, que se retira tras doce años en el cargo y después de haber liderado la integración acelerada de Finlandia en la OTAN. De ganar Haavisto, sería una hazaña histórica para los Verdes, un partido que nunca ha ocupado la jefatura del Estado. Es la tercera vez que lo intenta, ahora con opciones a lograrlo, ya que le avala su gestión como ministro de Exteriores bajo el anterior gobierno de la socialdemócrata Sanna Marin. Desde ese puesto, desempeñó un papel clave en la negociación con el resto de miembros de la Alianza Atlántica.
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Gracias a la labor del presidente Niinistö y la de Haavisto se cerró con éxito y en menos de un año la incorporación a la OTAN de un país con 1.340 kilómetros de frontera compartida con Rusia. Helsinki tiene un ejército moderno y bien preparado, pero se toma en serio la amenaza intrínseca de un vecino imprevisible con el que, hasta la invasión de Ucrania, mantuvo fructíferas relaciones. Prueba de la cautela actual fue su decisión de cerrar desde el pasado noviembre la línea limítrofe con Rusia, medida que se prolongará, al menos, hasta mediados de abril. El motivo oficial es la llamada «guerra híbrida» o infiltración de migrantes irregulares impulsados desde Moscú, según Helsinki. Finlandia imputa a Rusia propósitos presuntamente desestabilizadores, un fenómeno que ya conocen los países bálticos y Polonia, en este caso procedentes principalmente de Bielorrusia.
Stubb fue primer ministro de Finlandia entre 2014 y 2015 y ha ocupado tres carteras ministeriales, incluida Exteriores. Llega a la jornada electoral con ventaja en los sondeos: 54% frente al 46% que atribuye a Haavisto la televisión pública Yle. El candidato verde, que formalmente se presenta como independiente pero cuya carrera política está ligada al ecologismo, ha recortado distancias en las últimas semanas y no se descarta una sorpresa. Su principal baza es su talante, como persona cercana, negociadora y hasta neutral, una cualidad esencial para la presidencia. Es un cargo con amplias funciones en defensa nacional y política exterior, pero también con rango de árbitro entre sus conciudadanos.
Stubb ha estado siete años apartado de la política nacional, en parte debido a su rivalidad con el actual primer ministro, Petteri Orpo. En los últimos tiempos ha estado más en Italia, el Reino Unido o Estrasburgo que en Finlandia. De 55 años, está casado con una abogada británica y es padre de dos hijos.
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Haavisto, de 65 años, si resultara vencedor se convertiría en el primer homosexual declarado en el más alto cargo institucional del país nórdico. Está casado con el peluquero ecuatoriano Antonio Flores, con quien suele aparecer en público. No hay análisis fiables acerca de hasta qué punto este factor privado influye en el ánimo del votante de Finlandia, una sociedad abierta aunque con un gran sector conservador.
Stubb tiene el apoyo en esta segunda vuelta de los ultraderechistas Verdaderos Finlandeses, socios de gobierno desde que Orpo derrotó a la socialdemócrata Marin en las generales del año pasado. En la primera vuelta -que Stubb ganó con más del 27%, mientras que Haavisto alcanzó un 25%- esta formación populista quedó en tercer lugar. Fue su mejor puntuación en unas presidenciales, con más del 18% de los votos. Por contra, los aliados naturales de Haavisto, la socialdemocracia y la izquierda, concurrían por separado y sumaron apenas un 9% en la primera vuelta. En cuarta posición quedó el exeurocomisario, el centrista Olli Rehn, con un 15%.
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