Secciones
Servicios
Destacamos
Óscar Beltrán de Otálora
Viernes, 20 de enero 2023, 16:25
Los tanques Leopard que reclama Ucrania a los países occidentales y que Alemania se resiste a entregar están considerados unos de los carros blindados más avanzados del mundo aunque, paradójicamente, jamás han sido probados en combate frente a otros vehículos similares. Las únicas intervenciones militares en las que ha intervenido han sido en el despliegue llevado a cabo por tropas internacionales en Afganistán y en la guerra de Siria, donde fueron utilizados por el Ejército turco.
La incorporación del Leopard a la guerra de Ucrania, no obstante, tiene consideraciones geopolíticas además de armamentísticas. Alemania es el país que es más reticente respecto al envío de armamento a Ucrania y sus dirigentes políticos han mostrado en varias ocasiones su rechazo a enviar un tanque que supondría escalar el conflicto bélico. En este sentido, el Leopard sería, por encima de todo, un símbolo de que Berlín se incorpora con todas las consecuencias a la batalla contra Rusia.
Junto al Leopard2, los otros dos tanques más avanzados serían el norteamericano M1 Abrams y el T-14 Armata. Este último es un desarrollo ruso de un tanque que tiene más que ver con la ciencia ficción que con el combate. Estas son las características de los tres tanques que, en función de cómo vayan las conversaciones entre los países que ofrecen respaldo a Ucrania, podrían encontrarse en el campo de batalla.
El Leopard entró en servicio en 1972. Su precio actual es de alrededor de 8 millones de dólares por unidad. Su superioridad se basa en una mecánica eficaz -ingeniería alemana- y una sencillez absoluta a la hora de emplearlo, lo que permitiría a las tripulaciones evitar largos periodos de entrenamiento y desplegarlo en poco tiempo.
El Leopard, en este sentido, tiene únicamente una palanca de mando -un volante cuadrado- para conducirlo, lo que revela su máxima sencillez. Además, Alemania ha desarrollado simuladores y vehículos de prácticas para que el tiempo de aprendizaje en su uso sea el más rápido posible.
Su despliegue en Ucrania, por otro lado, tiene una ventaja logística. Hacer llegar piezas de recambio hasta el frente no requeriría un complicado puente aéreo para abastecer a las unidades desplegadas en el frente. Hay que tener en cuenta que países fronterizos con Ucrania como Polonia cuentan con este tipo de vehículos, lo que todavía aceleraría más la llegada de repuestos. Una veintena de países cuenta con este tanque, del que se han llegado a fabricar 3.600 unidades.
Si en algún momento se incorporan a la flota ucraniana, el Ejército de Kiev contará con un vehículo que supera a sus dotaciones habituales, compuestas en su mayoría por tanques rusos que ya han demostrado ser un arma obsoleta frente a la nueva tecnología norteamericana.
Sus mejoras tecnológicas son considerables. Además de su electrónica y sus elementos de disparo, el Leopard dispone del Sistema Saab Barracuda. Este desarrollo consiste en una red de camuflaje especial que permite reducir la huella térmica del carro y ocultarlo ante el radar o los rayos infrarrojos. El objetivo es camuflar al vehículo frente a los más avanzados sistemas antitanque.
Este tanque entró en servicio en los años 80 pero su bautismo de fuego se produjo en la liberación de Kuwait, en 1991. Ese año demostraron que podían arrasar sin ningún problema a los tanques rusos con los que se había dotado el Ejército iraquí.
Con respecto al Leopard, el Abrams funciona mediante una turbina de gas que se alimenta de queroseno. Ello supone que su consumo es mucho más elevado. Mientras que el Leopard requiere 2,32 litros por kilómetro, el Abrams consume 4,5 litros para la misma distancia. No obstante, su autonomía es similar: 500 kilómetros para el vehículo alemán y 465 para el americano. Esta paridad se consigue gracias a un depósito de combustible mucho más grande en el Abrams.
Una de sus diferencias con respecto al Leopard es la complejidad a la hora de adiestrar a las tripulaciones. En la doctrina norteamericana, una de las claves es la utilización de simuladores para que los soldados dominen un sistema de armas antes de comenzar a emplearlo en la realidad. El pasado jueves, Alemania planteó que enviaría el Leopard si Estados Unidos hacía lo mismo con el Abrams. La respuesta americana fue que tardaría meses en formar a las tripulaciones ucranianas.
Las mejoras del Abrams incluyen el sistema Saab Barracuda pero ya ha comenzado a instalar un modelo de protección mucho más avanzado desarrollado por los israelíes y denominado Trophy. En principio, esta innovación permite destruir los misiles autoguiados que se lanzan contra el tanque mediante un sistema de ondas de choque. Además, el Abrams cuenta con modelos preparados especialmente para la lucha en entornos urbanos. Por ejemplo, las ametralladoras exteriores se manejan desde el interior de la torreta con sistemas de puntería electrónicos para evitar que la tripulación tenga que abrir la cabina para disparar. Sus mejoras, en este sentido, han sido introducidas tras las experiencias en combate del Ejército americano, algo con lo que no cuenta el Leopard.
Dentro de la carrera por la supremacía de los blindados la gran incógnita es el T14 Armata. Este blindado ruso se vio por primera vez en el Desfile de la Victoria celebrado en 2015 en Moscú. Se sabe que se ha enviado a Ucrania y que está operando en la zona del Donbás, es decir, en una de las areas más seguras para los rusos dentro del territorio ucraniano ocupado. En principio, no ha sido visto en el frente.
Las flotas de blindados rusos han demostrado su máxima vulnerabilidad ante los misiles antitanques como el Javelin norteamericano. Ucrania, por ejemplo, alardea de haber destruido más de 2.000 tanques enemigos desde el inicio de la invasión. Entre ellos, algunos de los más avanzados del arsenal ruso como el T 90. Si el T14 Armata se muestra tan vulnerable como el resto de carros del Ejército de Putin, el golpe a la imagen de la industria armamentística rusa sería letal.
El T14 Armata es un carro mucho más rápido que sus rivales occidentales, ya que puede alcanzar los 90 kilómetros por hora. Sin embargo, su gran desarrollo es una torreta en la que no viaja ningún tripulante sino que está controlada totalmente por sistemas electrónicos. Tanto la carga como la dirección de tiro se manejan desde una capsula blindada situada en la zona inferior del vehículo y que acoge a los tres tripulantes.
Según analistas rusos, los sistema de inteligencia artificial que posee el T14 le permitirían continuar operando incluso si la tripulación resulta herida por una explosión. También se cree que tiene un equipamiento similar a la defensa activa israelí que incorpora el M1 Abrams y que permite detruir misiles antes de que impacten en el blindado.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.