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Federico hace un gesto en el balcón del castillo de Amalienborg durante la celebración de su 50 cumpleaños. Liselotte Sabroe/EFE
Será proclamado hoy como monarca

Así es Federico, el nuevo rey de Dinamarca: mujeriego, deportista y tatuado

Apodado hasta ahora el 'príncipe turbo' por su vida acelerada, su boda con la australiana no logró aplacar la fama que le persigue

S. Rodríguez

Sábado, 13 de enero 2024

Si hubiera que describir con dos palabras al nuevo rey de Dinamarca serían mujeriego y deportista, aunque no necesariamente en ese orden. Y a la flamante reina, perfeccionista y deportista. Federico X y Mary son los monarcas europeos en mejor forma física. El deporte les ... unió –se conocieron en los Juegos Olímpicos de Australia– y, al menos hasta ahora, como príncipes herederos, era habitual verles calzando zapatillas y enfundados en ropa deportiva. Participan anualmente en la Carrera Real, que reúne a unos 100.000 atletas, y Federico celebró su cincuenta cumpleaños corriendo cinco maratones en otras tantas localidades del país.

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En cuestión de minutos, con la abdicación de la reina Margarita, las vidas de esta pareja que no atraviesa por su mejor momento –las fotos de hace apenas un par de meses de Federico en Madrid con Genoveva Casanova tienen mucha culpa– han dado un giro de 180 grados. Tras dos décadas ella, toda la vida él, en un segundo –primerísimo– plano, les toca actuar sin red. Todo el peso de la corona recae sobre ellos. Y el pueblo, aunque entregado a la monarquía, no se lo pondrá fácil.

Inicia Federico X (Copenhague, 26 de mayo de 1968) su reinado con el cometido de enterrar definitivamente al 'príncipe turbo', el apodo que le acompaña desde la juventud por su gusto por la velocidad y una vida también acelerada. Desde ya jefe de Estado, autoridad suprema de la Iglesia del pueblo danés y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de su país, el primogénito de la reina Federica y el príncipe Enrique se convirtió en príncipe heredero a los cuatro años, con la muerte de su abuelo Federico IX y la llegada de su madre al trono. Su destino, contra el que se revolvió en no pocas ocasiones, ya estaba escrito. El niño de espíritu libre se golpeó varias veces contra los muros de palacio, que le devolvían a la realidad. Le costó asumir que no era uno más. Tampoco la tirante relación que siempre ha mantenido con su hermano menor, Joaquín, contribuyó a que terminara de poner los pies en el suelo.

Le gustaba la aventura, el deporte y, cuando ya se hizo mayor, también las modelos. Tuvo sonados noviazgos, que nunca contaron con la aprobación de la reina Margarita, con jóvenes que se salían de los cánones de lo que se espera para un príncipe. «Es el corazón y no la tradición la que decide», dijo en alguna ocasión.

El heredero juega con 14 años con el tenista danés Peter Bastiansen en Aarhus. Erik Jepsen/EFE

En el año 2000, ya con 32 años, tras estudiar Ciencias Políticas en las universidades de Aarhus y Harvard y trabajar para la ONU, también en la embajada de Dinamarca en París y completar su formación militar –es comandante de la Marina y coronel en Tierra y Aire–, los Juegos Olímpicos de Sidney le llevaron hasta Australia, donde conoció a Mary Elizabeth Donaldson (Tasmania, 5 de febrero de 1972). «Nada más verla sentí que era mi alma gemela», confesó años después Federico, quien puede presumir de ser el único rey europeo que tiene su piel tatuada –un tiburón en su pierna derecha y un escudo en el hombro derecho–.

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La reina Margarita debió pensar que Mary era una más. Pero su currículo en nada se parecía a las anteriores relaciones de Federico: una modelo de ropa interior, una cantante de rock y una joven de 21 ya divorciada con la que acabó en comisaría la Nochevieja de 1992 por conducir ebria y sin carné. Mary Elizabeth –lleva los nombres de sus dos abuelas– es la menor de cuatro hermanos. Sus padres, ambos profesores universitarios –su madre falleció en 1997–, emigraron a Australia desde Escocia al poco de casarse. Ella, licenciada en Derecho y Comercio por la Universidad de Tasmania, con posgrados en publicidad y márketing, decidió dar el salto a Europa a principios de 2002 cuando la relación con el príncipe se iba consolidando. Se instaló en París. A finales de ese año, aún sin la aprobación de la reina, pero tampoco su oposición, se instaló en Dinamarca.

Padres de cuatro hijos

En octubre de 2003 se anunció el compromiso entre el príncipe Federico y la joven australiana, que se presentó ante la prensa con un conocimiento básico de danés, que desde hace años, fruto de su perfeccionismo, habla ya con fluidez. La boda, en mayo de 2004, reunió a todas las casas reales europeas y sirvió también de puesta de largo ante la realeza de doña Letizia, cuyo enlace con don Felipe se celebró la semana siguiente. Una vez convertida en princesa, renunció a su doble nacionalidad australiana y británica, para adoptar la danesa, y se unió a la Iglesia Luterana Evangélica de Dinamarca.

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El nacimiento del primer hijo de Federico y Mary, Cristian, que este domingo se convierte en príncipe heredero, coincidió con la separación del hijo menor de Margarita con Alexandra Manley, con quien Joaquín había tenido dos niños. El millonario divorcio llevó a la reina a obligar a Mary a firmar otro acuerdo matrimonial cuando ya estaba embarazada de su hija Isabel. Luego llegaron los gemelos Vicente y Josefina.

La pareja, en 2002, acude a una boda de un amigo en el norte de Copenhague. Reuters

Pese a que hay pocas dudas de que la llegada de Mary a la Familia Real danesa centró a Federico, las sospechas de infidelidad por parte del príncipe no se hicieron esperar. En 2007 salieron a la luz unas fotografías del heredero besando a otra mujer y en 2017 el príncipe –supuestamente– pagó 7.000 euros para esconder otra infidelidad. La guinda fueron las imágenes en las que se le ve salir, maleta en mano, de la casa de Genoveva Casanova en Madrid.

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La reina Margarita, en su anuncio de abdicación, alabó la preparación de su primogénito para la labor encomendada. También la de Mary, con quien la relación ha ido de menos a más. Federico asume las riendas de una Casa Real en la que ya no estará su hermano Joaquín ni su nueva esposa, Marie, ni sus otros dos vástagos. El núcleo duro serán los reyes y sus cuatro hijos, sin estar claro aún qué papel jugará la reina Margarita. Inicia a los 55 años –hasta ahora era el heredero al trono de mayor edad– un reinado de cero, aunque con el lastre de escándalos como la polémica compra de una casa en Suiza sin conocimiento del Parlamento danés –la Familia Real, por ley, no puede invertir fuera de Dinamarca sin el permiso de la Cámara–. Federico X comienza a escribir su historia.

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