La extrema derecha queda marginada en los tres nuevos gobiernos de coalición del este de Alemania

Voigt obtuvo, sin embargo, el voto de 51 diputados gracias al apoyo explícito del opositor partido de La Izquierda. Para demostrar la solidez del pacto contra la extrema derecha, el nuevo primer ministro tuvo a su lado durante el anuncio del resultado de la votación a su antecesor en el cargo, Bodo Ramelow, líder de La Izquierda en Turingia, donde AfD se había coronado en los comicios de septiembre como primera fuerza política regional. El flamante jefe de gobierno apeló tras su elección a «una nueva cultura política» que buscará la colaboración de todas las formaciones con excepción de los ultras.

En su primera intervención, Voigt dio expresamente las gracias a Ramelow por respaldarle en la votación, además de elogiarle por su trabajo en sus 10 años al frente de Turingia. Subrayó que el nuevo ejecutivo priorizará la política educativa y fomentará la economía para hacerla más competitiva. «Es importante ofrecer a las nuevas generaciones una buena formación y puestos de trabajo seguros», afirmó el político cristianodemócrata, que se refirió a un moderno sistema sanitario y una migración controlada como otros objetivos de su gabinete. Voigt es el segundo primer ministro regional que alcanza la jefatura de gobierno gracias también a un novedoso pacto de coalición con la BSW, una escisión de La Izquierda fundada el pasado enero.

Este miércoles el socialdemócrata Dietmar Woidke fue elegido primer ministro del Estado federado de Brandeburgo tras sellar un acuerdo de gobierno con la Alianza Sarah Wagenknecht, formación que lleva el nombre de su fundadora. La ultraderechista AfD había conseguido en las elecciones de septiembre situarse en ese territorio como segunda fuerza política. Alternativa para Alemania se verá marginada del poder también en Sajonia, donde próximamente será reelegido el cristianodemócrata Michael Kretschmer tras pactar una coalición minoritaria con el SPD. Es de esperar que obtenga una mayoría de votos en el Parlamento de Dresde gracias al respaldo de La Izquierda y BSW, partidos situados allí en la oposición.

El empeño de mantener aislada a la ultraderecha obliga al resto de los partidos a buscar alianzas incluso «contra natura». El caso de Turingia es el más evidente, ya que los conservadores gobernarán en minoría con el SPD y la izquierdista Alianza Sarah Wagenknecht, aunque esperan poder negociar apoyos puntuales de La Izquierda a la hora de legislar en la Cámara regional. Aunque Ramelow, el primer ministro saliente que ha gobernado Turingia desde 2014, es un político respetado y querido por su moderación, Voigt tenía vetado negociar con él una coalición por orden de la central de su partido en Berlín.

Los cristianodemócratas germanos rechazan desde hace años toda alianza o simple colaboración con la ultraderechista Alternativa para Alemania, pero también con La Izquierda, a la que consideran extremista en la otra punta del espectro político alemán. Este veto, del que sin embargo se libra la populista de izquierdas BSW por ser de reciente creación, complicó en extremo las negociaciones en Turingia, aunque finalmente hubo acuerdo tras semanas de negociaciones. Esa región es el mayor baluarte de AfD, que en los comicios de hace tres meses logró un 34,3% de votos y superó incluso a la CDU.