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MIKEL AYESTARAN
CORRESPONSAL. ESTAMBUL
Sábado, 3 de junio 2023, 21:59
Una semana después de obtener la reelección, Recep Tayyip Erdogan juró este sábado su cargo en Ankara y será presidente los próximos cinco años, lo que le permitirá sumar un cuarto de siglo al frente de Turquía. En la gran ceremonia de investidura estuvieron presentes ... veintiún jefes de estado y trece primeros ministros, además del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que espera lograr la luz verde otomana para el ingreso de Suecia en la alianza. De momento Ankara se opone y exige a los escandinavos mayores «medidas antiterroristas» contra los kurdos que acoge, pero la posible venta de aviones F16 por parte de Estados Unidos puede ayudar a resolver el problema.
De forma paralela, tras el batacazo en las urnas, la oposición a Erdogan ha saltado por los aires. La conocida como Alianza Nacional se ha disuelto y cada partido seguirá a partir de ahora su camino, según anunció Bahadır Erdem, número dos del Partido Bueno (Iyi). «Fue una unión de fuerzas para lograr la elección del candidato presidencial Kemal Kilicdaroglu, pero pasados los comicios las formaciones políticas son rivales naturales entre sí y continúan su camino», explicó Erdem.
Pese a las fuertes críticas internas, Kilicdaroglu, quien fuera líder de esa alianza y rival de Erdogan en las urnas, apuesta por seguir al frente del Partido Republicano del Pueblo (CHP) al menos hasta las municipales de marzo. Es el único miembro, ya que los diecisiete integrantes del comité central presentaron su dimisión en la reciente Junta Ejecutiva.
La Alianza Nacional estuvo cerca de lograr su objetivo y la suma de sus votos alcanzó el 47%. El CHP y el Partido Bueno eran los motores de un grupo con fuertes diferencias ideológicas al que unía la posibilidad de echar a Erdogan. Contaban además con dos partidos escindidos del gobernante Partido de la Justicia y desarrollo (AKP), uno dirigido por el anterior ministro de Asuntos Exteriores y primer ministro, Ahmet Davutoglu, el Partido del Futuro (GP), y el Partido de la Democracia y del Progreso (DEVA Partisi), encabezado por el exministro de Economía, Alí Babacan. Las dos formaciones políticas restantes eran el grupo islamista de la Felicidad (SP) y el Partido Demócrata (DP).
Otra de las víctimas políticas de los comicios es Selahattin Demirtas, encarcelado desde 2016 y que ha anunciado a través de una carta que deja la política. El líder kurdo del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), de 49 años, hace frente a varios cargos, desde «propaganda terrorista» hasta «instigar la violencia e insultar a la nación turca». En el discurso de la victoria de Erdogan, Demirtas ocupó un papel central, ya que el presidente dejó muy claro que no piensa concederle una amnistía, algo que, según sus palabras, estaba dispuesto a hacer Kilicdaroglu. «Nunca será liberado mientras sea yo presidente», dijo Erdogan ante una multitud que gritaba al unísono: «¡Pena de muerte para Selo!» (alias de Demirtas).
El partido kurdo, que ante la amenaza de ilegalización del HDP se presentó como Partido Verde de la Izquierda, siguió la estrategia de las municipales de 2018 y en las presidenciales respaldó a la oposición para apartar al líder islamista del poder. Este apoyo fue explotado hasta la extenuación por un Erdogan que acusó a su rival de estar a las órdenes de «terroristas» y ha servido para activar a los sectores ultranacionalistas, los grandes vencedores de estas elecciones.
El próximo gran reto de Erdogan son las municipales, en las que espera recuperar el control de las grandes ciudades, sobre todo Estambul. La carrera del presidente arrancó en esta ciudad a orillas del Bósforo en la que fue elegido alcalde en 1994, pero en 2018 su partido perdió las elecciones y ahora el ayuntamiento está en manos de Ekrem Imamoglu, figura de gran carisma dentro del CHP a quien muchos apuntaron como la persona ideal para ser el candidato presidencial en lugar de Kilicdaroglu.
El problema de Imamoglu es que en diciembre fue condenado a una pena de dos años, siete meses y quince días de cárcel por «insultar abiertamente a funcionarios públicos del comité electoral». Los hechos se remontan a 2019, cuando Imamoglu lo calificó de «estúpidos» por atender la impugnación del islamista AKP y decidir anular los resultados que su partido había ganado.
Kilicdaroglu también podría seguir el mismo camino, ya que no ocupará asiento en el Parlamento y al no ser diputado ya no goza de inmunidad. La oficina del presidente del Parlamento envió veintiocho procedimientos sumarios contra el líder opositor al Ministerio de Justicia.
El mandato de Jens Stoltenberg como secretario general de la OTAN expiraba el 1 de octubre de 2022, pero la invasión de Ucrania llevó a los líderes de la Alianza a pedirle que siguiera un año más. Aunque el ex primer ministro noruego debería tener un sucesor elegido para finales de este septiembre, por ahora no hay consenso entre los aliados.«La cuestión está muy verde», expusieron ayer fuentes diplomáticas españolas, que ven como más probable, dada la coyuntura actual, que Stoltenberg pueda seguir un tiempo más, hasta que se le busque un reemplazo. «Se prolongó su mandato por la guerra y no ha terminado», recordaron las fuentes. «No hay plazos» más allá de que la decisión debería tomarse antes del 30 de septiembre, ya sea «nombrar uno nuevo o extender el mandato a Stoltenberg», añadieron.
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