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Antes de que en febrero de 2022 el ejército ruso iniciara la invasión de Ucrania y la destrucción de tantos edificios y vidas, Trach trabajaba en la construcción de casas. Jugaba al fútbol de forma ocasional, con los amigos. Pachanga y fiesta. Ahora, tras pasar ... por el frente y haber perdido una de sus piernas, juega en el Pokrova, el primer equipo integrado por militares mutilados en esta guerra. Ya han participado en un torneo en Polonia. Desde el club dicen que no hay mejor terapia física y, sobre todo, psicológica.
«Haber disputado por primera vez un campeonato es para nosotros una forma de revancha, una manera de demostrar que la fuerza de nuestro país no decrece, que somos fuertes y seguimos peleando», asegura otro de los futbolistas del equipo, Valentin Osovskyy. Quieren ser un ejemplo para otras víctimas de este conflicto bélica.
Liga będzie ciekawsza 🔥😊
— Amp Futbol Polska (@AmpFutbolPolska) January 22, 2024
W sezonie 2024 w PZU Amp Futbol Ekstraklasie obok polskich klubów zagra Pokrova Lwów 😮🇺🇦
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Osovskyy, según recoge Euronews, dice que el fútbol es su «terapia». Los militares que han sufrido amputaciones regresan a sus casas pero no pueden recuperar su antiguo modo de vida. Al menos al principio. «Entrenar y jugar son maneras de relajarme y regenerarme. Lo necesito para olvidarme de lo que he pasado. Concentrarme en el fútbol es lo que más me gusta hacer», subraya.
Su entrenador, Bohdan Melnyk, nunca se había enfrentado a un reto así. «Es muy interesante preparar a jugadores que han sufrido alguna mutilación porque a través del deporte puedo mejorar su condición física y también apoyarlos psicológicamente», explica. La mayoría ya jugaban al fútbol antes de la guerra. Ahora, aunque sin piernas o sin brazos, su objetivo es ayudar al equipo. «Sólo piensan en dar un pase o en marcar un gol», añade.
El Pokrova se ha formado en Leópolis, una ciudad a unos 60 kilómetros de Polonia. Alberga un centro de rehabilitación para muchos soldados ucranianos herido en el frente. «En el equipo no le cerramos la puerta a nadie. Y queremos que nuestros jugadores al volver a sus ciudades y pueblos ayuden a crear allí nuevos clubes de fútbol para personas que hayan sufrido los efectos de esta guerra», anima Trach, antiguo trabajador de la construcción que ahora colabora en esta nueva obra.
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