Secciones
Servicios
Destacamos
El sábado es en Irlanda una jornada electoral de introspección local, tedio y humor. Un comentarista del diario 'Irish Times' que seguía la jornada desde la distancia publicó un anuncio de la circunscripción de Galway Oeste sobre la difusión del primer resultado más o menos ... a la «hora del té». La divulgación del dato en el arranque del escrutinio, por la mañana, provocó preguntas sobre a qué hora toma el té la gente de Galway Oeste.
En la red social X, antes conocida como Twitter, un observador narraba desde el viernes, cuando arrancó la cita con las urnas, el romance imprevisto entre una corresponsal extranjera que no sabía que las elecciones irlandesas son tan lentas y democráticas, y el afable maestro de una escuela local, al que afortunadamente le gusta mucho hablar de la política de su país.
Noticias relacionadas
A falta de conocerse el veredicto popular, especialistas en el sistema electoral vaticinaban este sábado que un candidato podría quitarle el escaño a un colega del mismo partido tan solo echando un vistazo rápido a las montañas de papeletas que se acumulaban en las mesas del recuento. Esos cálculos a ojo de buen cubero sugerían que incluso un célebre gánster, Gerry 'El Monje' Hutch, podría obtener un asiento parlamentario en la circunscripción Dublín Centro. Considerado un peligroso atracador, Hutch fue capturado por la Guardia Civil española en Lanzarote y recientemente salió de la cárcel bajo fianza para poder presentarse a los comicios.
El sondeo a pie de urna publicado por varios medios de comunicación ha apagado en cierta medida el interés por el recuento y el resultado. Es lo que pronosticaban las anteriores encuestas durante semanas: un balance de votos parejo entre los tres grandes partidos. La encuesta de la noche electoral lo confirmó. El Sinn Féin recibiría un 21,1% de los votos; Fine Gael conseguiría el 21% y Fianna Fáil, un 19,5%.
Aunque los resultados de estos sondeos no han sido exactos en el pasado, es probable que Fine Gael y Fianna Fáil puedan repetir la coalición que han mantenido desde 2020. Los dos socios de la coalición, Simon Harris, del FG, y Micheál Martin (FF) anunciaron en la campaña que no gobernarían con el Sinn Féin, a quien la última encuesta daba una leve ventaja sobre sus rivales.
Con la cifra más alta de votantes registrados en el censo, cerca de 3,7 millones de residentes en Irlanda, y una participación que en muchas circunscripciones no habría llegado al 60%, el recuento de las papeletas en 43 circunscripciones arrojará probablemente este domingo luz sobre la distribución de casi todos los 170 escaños en el nuevo Parlamento.
Por el momento las cifras conocidas avalan la alianza más popular entre los consultados a pie de urna. Un 31% era favorable a la coalición FF-FG. Con una preferencia también por el líder del FF, Michéal Martin, para ser primer ministro. Los dos partidos han mantenido una rotación en las posiciones de primer ministro, o 'taoiseach', y responsable de Exteriores, o 'tánaiste'.
La líder del Sinn Féin, Mary Lou Macdonald, afirmó que «otros cinco años de Fine Gael y Fianna Fáil son una mala noticia para nuestra sociedad». Añadió que iniciará un diálogo con otros partidos «para ver la posibilidad de formar un Gobierno». La política bipartidista «se ha terminado», sentenció. «Sinn Féin ha logrado un mandato muy fuerte de la gente; otros partidos que como nosotros quieren cambio también han conseguido un fuerte mandato».
Esas palabras evocan las de Macdonald en 2020, cuando el Sinn Féin ganó en votos e intentó formar una coalición de gobierno, pero sin los escaños suficientes. Expertos irlandeses han señalado que los dos partidos de la coalición gobernante pueden extender su alianza a otras formaciones, buscando un equilibro de centro izquierda que margine al Sinn Féin.
Aparte del aumento del coste de la vida, que irrita a la población en general, el gran asunto de la política irlandesa al que se enfrentará el nuevo gabinete es la amenaza de un cambio radical en los ingresos fiscales de Dublín como consecuencia de la política en Washington. El Fine Gael y el Fianna Fáil han prometido gastos de miles de millones para mejorar los servicios públicos y han reprochado al Sinn Féin que sus planes presupuestarios no tienen en cuenta un posible choque con el presidente electo de EE UU, Donald Trump.
Pero el peligro financiero no parece preocupar tanto a los electores, que no lo señalaban como la prioridad política mientras acudían a las urnas. El acceso a la vivienda y el número de gente sin techo serían las mayores inquietudes de una población irlandesa que ha padecido un aumento de un 56% en los precios de los alquileres en la última década.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.