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La intervención de Zelenski arrancó precisamente con un guiño a la UE días después del acuerdo para la apertura de negociaciones para la adhesión de Ucrania y Moldavia. En la enorme pantalla que el presidente tenía a sus espaldas aparecía una bandera europea, con sus 27 estrellas. «Con suerte» en breve habrá más, comentó tras calificar el paso dado por los Veintisiete como «una victoria histórica». De su otro pilar, Estados Unidos, el mandatario afirmó que el millonario paquete de ayuda bloqueado en el Congreso llegará «muy pronto» y defendió que sus recientes visitas al país, la última hace sólo una semana, han servido para que más personas apoyen la causa ucraniana. «Para mí es importante que luchemos lo más posible contra los riesgos de corrupción y que nuestros socios digan que los fondos que nos dan no estén en riesgo», advirtió.

Zelenski, que hace unas semanas reconocía que la contraofensiva no había dado los frutos esperados, se mostró rotundo sobre la posición de Ucrania en la guerra: «No estamos perdiendo». Eso sí, asumió que «nadie tiene la respuesta» sobre la fecha del final de un conflicto del que destacó los avances de sus fuerzas armadas en el mar Negro sobre la Marina rusa, las «poderosas» fortificaciones levantadas por sus tropas en la región de Járkov o la intención de producir un millón de drones en 2024. «Hay muchos de nosotros, millones como yo, que no estamos dispuestos a rendirnos», proclamó menos de una semana después de la intervención anual del jefe del Kremlin, Vladímir Putin.

En este momento «no son factibles» conversaciones de paz con Rusia, planteó el presidente, quien negó que Hungría le hubiera pedido que aceptara un alto el fuego. Zelenski tachó asimismo de «fantasía» que países de la OTAN luchen sobre el terreno «por un pedazo de Ucrania».