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La Unión Europea se dispone a acelerar en 2024 unas negociaciones de ampliación que podrían llevar a dar la bienvenida a siete Estados. Este club de 34 miembros aumentaría las diferencias políticas y económicas, la toma de decisiones europea sería todavía más complicada y el ... presupuesto cambiaría en buena parte sus prioridades. El centro de gravedad político de la Unión se movería hacia el este.
La mayoría de los candidatos proviene de los Balcanes Occidentales y hay grandes diferencias entre unos y otros sobre su cumplimiento de los estándares europeos. La invasión de Ucrania ha sumado a la lista de candidatos al país invadido más su vecino Moldavia. Esta semana la Comisión ha avalado que se negocie ya con estos dos aspirantes a partir de una supuesta visión geopolítica. La presidenta de la Comisión ha aludido a «la llamada de la historia», una frase que no quiere decir casi nada pero que suena bien en un discurso.
Hace tiempo José Ignacio Torreblanca, uno de los mejores estudiosos europeos de las ampliaciones, advirtió cómo la UE sabe crecer en número de miembros, pero le cuesta gestionar con eficacia relaciones de vecindad con terceros. Esta tendencia favorable a multiplicarse hace que sea un actor internacional menos flexible y con más limitaciones.
La experiencia de las seis ampliaciones anteriores debería servir para plantear las actuales negociaciones de un modo racional y pragmático, sin dejarse llevar por las emociones. Las dos condiciones principales son fáciles de señalar: una reforma previa de la propia Unión y garantizar el grado de preparación de cada candidato, sin relajar los criterios pensando que ya se transformarán una vez sean miembros. Para ello es necesario adoptar el llamado 'modelo regata', y estar dispuesto a recibir uno a uno a los aspirantes que lleguen a la meta. Así se evitaría el error de meter a todos en el mismo saco, como pasó en 2004 con la gran ampliación a diez Estados de Europa central y del este.
La condición de que se reforme la Unión es la más complicada de cumplir. Bruselas debería dar los pasos necesarios hacia la triple unión económica, fiscal y bancaria no culminada y estar dispuesta a aumentar su presupuesto de modo sensible. Asimismo, profundizar en una unión política que haga más inteligible y transparente la toma de decisiones. El ciudadano de a pie debe saberse dueño de la 'polis' europea y no sólo receptor de derechos. Va a ser muy difícil forjar los consensos que requieren estas reformas. La tentación será ampliar sin hacerlas, porque la historia nos llama.
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