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El pasado marzo, Irlanda del Norte elevó el grado de amenaza de sufrir un atentado por parte de grupos terroristas disidentes al nivel de «altamente probable». Un mes antes, un oficial de Policía, John Caldwell, había sufrido heridas muy graves tras ser tiroteado cuando acudía ... a recoger a su hijo a una escuela de fútbol. En ese ambiente se ha producido la filtración de datos personales de los 10.000 agentes de la Policía de Belfast, algunos de ellos, infiltrados precisamente en las organizaciones terroristas contrarias a los acuerdos de paz. Este error ha provocado una conmoción en las fuerzas de seguridad e incluso los partidos políticos norirlandeses están exigiendo explicaciones sobre esta fuga de información sensible en una comunidad que sigue impactada por la violencia.
La filtración se produjo a comienzos de semana, cuando la página de transparencia del Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI, sus siglas en inglés) publicó una tabla 'excel' con los datos de 10.000 agentes del cuerpo. El listado incluía el apellido de todos y cada uno de los policías, con la inicial del nombre, el rango y la unidad a la que están adscritos. Según la explicación oficial que se ha ofrecido, el origen de la brecha de seguridad fue el error humano de un funcionario que volcó toda la información sin expurgar la parte sensible. Estos ficheros permanecieron tres horas colgados en la red, hasta que agentes del PSNI se dieron cuenta de lo ocurrido y exigieron que se retirasen.
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La divulgación de datos ha supuesto una conmoción en Irlanda del Norte, donde la violencia no ha desaparecido pese a los acuerdos de paz firmados en Stormont en 1998. El IRA oficial se disolvió pero los miembros disidentes que rechazaban la solución pacífica no entregaron las armas y continuaron cometiendo atentados. Los nuevos grupos que tuvieron una mayor actividad fueron el IRA auténtico, responsable de la matanza de Omagh, en la que murieron 29 personas, y el IRA continuidad, además del Nuevo IRA. Estas organizaciones son minoritarias y apenas cuentan con apoyo social. Sin embargo, sus intentos para continuar con el terrorismo son constantes. En este sentido, el servicio secreto británico, el MI5, llevó a cabo una redada en la que detuvieron a una treintena de componentes del Nuevo IRA cuando estaban tratando de entrar en contacto con traficantes de armas para hacerse con explosivo Semtex. La propia sede del MI5 en Irlanda del Norte fue atacada con un coche bomba en 2010. Desde el año 2009, cuatro policías han sido asesinados, así como dos funcionarios de prisiones y una perodista.
La filtración de los datos policiales es especialmente sensible puesto que el objetivo de los terroristas se está centrando en miembros de las fuerzas de seguridad y en funcionarios de prisiones. Sin embargo, el pasado 7 de marzo, el minoritario grupo disidente Arm na Poblachta (Ejército del Pueblo) extendió sus amenazas a los familiares de los policías en un comunicado. Según ha declarado a la BBC un agente, la divulgación de los datos ha afectado seriamente a unos empleados que, como es su caso, «han tenido que cambiar de domicilio y gastarse una cantidad de dinero para conseguir seguridad». «Yo elegí hacer este trabajo y me acostumbré a los riesgos, pero la filtración ha llevado el miedo a nuestras familias», ha agregado. Los sindicatos policiales han criticado duramente «la monumental» fuga de información y han recordado que, en una comunidad que todavía vive separada entre católicos y protestantes, muchos agentes que ocultaban su profesión en su vecindario se han visto afectados.
Los responsables policiales están compareciendo en las últimas horas ante los medios de comunicación para tranquilizar a los agentes. El 'número dos' del PSNI, Chris Todd, ha recordado que la Policía de Belfast «opera en este momento con una grave amenaza de terrorismo y esto (la filtración) es lo último que queremos escuchar. Le debo a todos mis compañeros investigar qué ha sucedido y ya hemos comenzado a hacerlo».
Los partidos políticos también han solicitado explicaciones por la divulgación de los datos. Los grupos unionistas han exigido a los mandos policiales que aclaren todas las dudas sobre la violación de la privacidad. El Sinn Fein, siempre crítico hacia los servicios policiales norirlandeses, ha señalado que la filtración evidencia «problemas sistémicos dentro del PSNI», como revelaría que «toda la información se encuentra almacenada en un único lugar y sea accesible con sólo pulsar un botón».
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