El Gobierno francés logró este jueves una victoria en la Asamblea Nacional, aunque recurriendo a unos métodos poco elegantes. Diputados afines al presidente, Emmanuel Macron, y a la derecha tradicional de Los Republicanos utilizaron la clásica táctica de la obstrucción parlamentaria para evitar que se ... votara una propuesta de ley para derogar la reforma de las pensiones del año pasado, que aumentó de 62 a 64 años la edad mínima para jubilarse (con 43 años cotizados para recibir una pensión completa). Presentaron cerca de 1.000 enmiendas con el objetivo de impedir un probable voto a favor de este texto de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos).
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Esta iniciativa legislativa había recibido un voto favorable la semana pasada durante su examen en la comisión de Asuntos Sociales. Por consiguiente, si se votaba en el hemiciclo, contaba con todos los números de salir adelante con el respaldo de la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP) y de la ultraderechista Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés). Hubiera representado un serio revés para Macron. La reforma de las pensiones, que provocó una oleada de protestas sindicales multitudinarias durante el primer semestre de 2023, representa la medida más emblemática (e impopular) de su segundo mandato.
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No obstante, la multiplicación de enmiendas -muchas de ellas vacías de contenido- evitó que tuviera lugar esa votación. A última hora de este jueves, aún quedaban centenares de ellas para examinarse, por lo que resultaba imposible que se votara la propuesta de ley antes de medianoche. La Francia Insumisa, como el resto de los grupos de la oposición, solo dispone de un día al año para fijar la agenda en la Asamblea. Por este motivo, su texto ha caducado al no haberse votado este jueves.
«A través de vuestras obstrucciones, intentáis salvar a un presidente que está al final de su recorrido», denunció el diputado insumiso Raphaël Arnault. «Hay una mayoría para derogar la reforma de las pensiones», insistió Nathalie Oziol. La izquierda mélenchonista «quiere derogar la reforma de las pensiones como si estuviera suprimiendo una deuda en el Monopoly. Es irresponsable, irrealista y puramente demagógico», defendió, por su lado, la macronista Prisca Thevenot sobre un aumento de la edad de jubilación que no fue votado el año pasado en el Parlamento, y tampoco este jueves.
Aunque esta vez no constató su falta de apoyos en la Cámara Baja, la debilidad parlamentaria es una piedra en el zapato estructural para el Ejecutivo de Barnier. La izquierda del NFP y la extrema derecha amenazan con tumbarlo con una moción de censura en diciembre. Para evitar ese escenario, el primer ministro anunció este jueves que renuncia a aumentar las tasas sobre la factura de la luz. Era la medida más criticada por la ultra Marine Le Pen de los presupuestos del año que viene, marcados por un recorte de 40.000 millones de euros del gasto público. A pesar de esta concesión, el RN defendió que aún sigue habiendo «líneas rojas» en el proyecto de ley presupuestario. El lepenismo mantiene su presión asfixiante.
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