AFP

Dinamarca sólo quiere su bandera

A partir del 1 de enero únicamente las legaciones diplomáticas podrán izar enseñas extranjeras

Martes, 17 de diciembre 2024, 15:58

El Parlamento de Dinamarca ha aprobado una ley que prohíbe izar banderas extranjeras a partir del 1 de enero de 2025 con el objetivo de garantizar la «superioridad» de la suya. La Dannebrog, la insignia nacional del país escandinavo, es un símbolo con más de ... ochocientos años de historia. Es considerada la bandera nacional más antigua del mundo y goza de un gran arraigo entre los ciudadanos del reino. La cruz blanca con fondo rojo está presente en cada casa, en la ropa, en los adornos navideños o incluso en las tartas de cumpleaños. El patriotismo más exaltado.

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El izado de estandartes extranjeros estaba prohibido en suelo danés desde 1833 por un decreto real, pero esta normativa fue anulada por el Tribunal Supremo en 2023. Entonces la corte arguyó que no podía prohibirse una bandera con resoluciones reales de una monarquía absoluta. Este varapalo judicial obligó al Gobierno a levantar el veto y derogar la norma, pero a la vez el veredicto empujó al Ministerio de Justicia a diseñar una nueva legislación para restablecer esta restrictiva norma sobre las insignias extranjeras. Su incumplimiento será perseguido con penas de multa.

«La bandera es el símbolo nacional más importante que tenemos en Dinamarca. Une a los daneses como pueblo y debería tener un estatus especial», defendió en un comunicado el titular de la cartera, Peter Hummelgaard, después de que culminase la aprobación de la normativa. «Me complace que el Parlamento haya apoyado el restablecimiento de las normas sobre abanderamiento, garantizando que solo la Dannebrog pueda ondear en Dinamarca».

Excepciones

Sin embargo, esta legislación contempla excepciones para las naciones del entorno con gran presencia en el territorio: Alemania, los países nórdicos Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia, además de las Islas Feroe y Groenlandia. Las embajadas extranjeras tampoco se ven afectados por la prohibición y podrán izar sus insignias nacionales en sus instalaciones sin impedimentos.

Cabe recordar que los extranjeros suponen casi un cuarto de la población de Dinamarca. Según los datos de la Oficina de Estadísticas de Dinamarca, los 952.200 inmigrantes y sus descendientes constituyen el 23% de los habitantes totales.

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Sólo las banderas en astas se ven afectadas por la nueva ley, mientras que las insignias que se muestren en manifestaciones, eventos deportivos u otras reuniones públicas gozarán de una total libertad. Aunque en los mástiles sí que podrán seguir ondeando símbolos LGTBI como el arcoiris, la bandera pirata o los emblemas de diversos logotipos y marcas comerciales.

En un comunicado del Ministerio de Justicia se ha puntualizado que prohibirán levantar «banderas regionales de otros países, por ejemplo, de estados americanos, de Cataluña o del Tíbet», así como otros emblemas que puedan «equiparse» con insignias nacionales o regionales de otros países, como la bandera palestina.

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Germen de la discordia vecinal

El origen de esta nueva normativa está en Kollding, una localidad pesquera de 60.000 habitantes del sur de Dinamarca situada en un fiordo con el que comparte nombre. Allí los gustos musicales de Martin Hedegård sembraron la semilla de la discordia en el vecindario. Este ciudadano es un apasionado de la música 'hillbilly', originaria de los montes Apalaches americanos. Su amor por las baladas country & western y bluegrasse era tal que decidió colgar la bandera de Estados Unidos en su jardín.

Sus vecinos no compartían esta querencia por la cultura norteamericana, especialmente molestos porque la Dannebrog no sustituyera a las barras y estrellas ni siquiera el 9 de abril, día en el que la tradición manda ondear la cruz blanca sobre fondo rojo, primero a media asta y luego por todo lo alto en recuerdo a la invasión alemana durante la Segunda Guerra Mundial.

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Por ello Hedegard fue denunciado, abriéndose un debate público en el país sobre el derecho a izar emblemas extranjeros en suelo danés.

El proceso judicial acabó en el Tribunal Supremo, que sentenció que no se podía impedir la exhibición de un símbolo basándose en una orden real de 1833, en plena época de la monarquía absoluta. Esta resolución levantó el veto a los estandartes de naciones extranjeros, vigente durante más de un siglo en territorio danés. Por ello, los jueces absolvieron a Martin Hedegård.

Pero su triunfo fue efímero. Este caso impulsó al Gobierno a legislar para volver a implantar la prohibición, por lo que a partir del 1 de enero la bandera estadounidense no podrá seguir ondeando en su jardín de Kollding.

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