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El Partido Nacional Escocés (SNP) presentará a su nuevo líder al final de marzo y ha aplazado la conferencia sobre la independencia planeada para el próximo mes, tras la dimisión este miércoles de Nicola Sturgeon. La dimitida ministra principal mantendrá su escaño en el ... Parlamento autonómico pero no se siente con la suficiente energía para los retos que tiene su partido en el final de su mandato.
El Comité Ejecutivo anunció en la noche del jueves que la votación de nuevo líder será entre el 13 y el 27 de marzo. El derecho a voto en esa elección ya está siendo discutido. La secretaria general, Lorna Finn, anunció tras la renuncia de Sturgeon que votarán los miembros del SNP hasta la fecha de la dimisión. Una exministra, Ash Regan, que abandonó el partido por oponerse a la 'ley trans', ha pedido que se incluya a los disidentes.
La primera disputa viene del bloque feminista opuesto a la impopular reforma de la ley de cambio de género, que ha enturbiado los últimos meses del mandato de Sturgeon. Joanna Cherry, diputada suspendida del SNP en Londres, abogada de alianzas en favor de la permanencia en casos significativos del Brexit y partidaria radical de la independencia escocesa pertenece a ese grupo, ha advertido de que podría llevar el caso a los tribunales.
Es un contraste agudo con el momento de esplendor de 2014, el traspaso de poderes de Alex Salmond a Nicola Sturgeon, única candidata. Llegó paradójicamente tras la más importante derrota del SNP, en el referéndum por la independencia. Un aluvión de nuevos miembros lo convirtió en el mayor partido de Escocia. Fue un evento eufórico, celebración del gran líder independentista y de su joven sucesora.
Dirigentes veteranos del SNP señalaban entonces una cualidad de su partido. Habían llegado a ese momento por la cohesión del grupo que había guiado al partido desde el folclorismo minoritario al Gobierno autonómico, y a una distancia de diez puntos para lograr su gran objetivo. Sturgeon se convirtió en los siguientes años en la líder que ganaba todas las elecciones, pero a costa de la apertura de una grieta.
La abogada que ejerció su oficio en un despacho de ayuda legal a gente de baja renta en Glasgow, es percibida como más 'social' que su predecesor, Salmond, economista del petróleo en la banca. El partido 'de centro izquierda y socialdemócrata' se cuarteaba entre pragmáticos aparentemente satisfechos con gobernar y radicales de la independencia.
El brutal choque entre Sturgeon y Salmond por el procesamiento judicial del exlíder, en 2020, con cargos de acoso sexual que el tribunal rechazó, provocó una escisión. Salmond creó un nuevo partido, Alba, identificado desde entonces como la voz radical de la independencia. Pero la división es más amplia y existe dentro del SNP. Ha perdido unos 25.000 miembros desde los 125.000 del tiempo de esplendor.
Sturgeon ha centrado su estrategia desde el Brexit en que Londres le otorgue un nuevo referéndum. Los disidentes le acusan de haber debilitado por ello la causa de la independencia. La decisión del Tribunal Supremo confirmando que el Parlamento de Edimburgo no tiene derecho a convocar una consulta sin el permiso de Londres ha cegado la senda propuesta por la líder, que propone una extraña alternativa.
La conferencia sobre la independencia iba a decidir, bajo la batuta de Sturgeon, si el SNP afronta las próximas elecciones generales con un programa de un solo punto- reivindicar un referéndum- o si lo hace en las autonómicas. Quería convertirlas en un referéndum sobre el referéndum, que legitimase otra petición a Londres. El debate sobre esa estrategia se celebrará ya con un nuevo líder. Y mostrará la dimensión de las divergencias.
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