Un total de 41 personas han sido detenidas este martes en Francia en una gran operación policial contra una secta internacional vinculada a la práctica del yoga tántrico, incluido su controvertido líder espiritual, el rumano-sueco Gregorian Bivolaru, según confirmaron a este periódico fuentes judiciales. ... La secta está acusada de someter a violencias sexuales forzadas y de secuestrar a varias mujeres del grupo bajo la dirección de este controvertido gurú de 71 años.
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Bivolaru, uno de los hombres más buscados de Europa, tenía una orden de arresto de la Interpol para que cumpliera su condena. El líder espiritual había sido condenado a seis años de prisión en 2013 en Rumanía por violar a una menor y por tráfico de seres humanos. Él, sin embargo, niega las acusaciones.
La operación policial, en la que participaron 175 agentes, permitió liberar a 26 víctimas de la secta que estaban alojadas «en condiciones de hacinamiento y de higiene deplorables», explicaron las mismas fuentes. A finales de 2022, la Misión Interministerial de Vigilancia y Lucha contra las Derivas Sectarias (MIVILUDES) informó al fiscal de la República sobre 12 denuncias presentadas por antiguos miembros del Movimiento para la Integración Espiritual en el Absoluto (MISA), grupo internacional fundado en los años 90 en Rumanía por Bivolaru.
La Fiscalía de París abrió el pasado julio una investigación judicial por «abuso de persona vulnerable en banda organizada por un miembro de una secta, secuestro en banda organizada, violación y trata de seres humanos». Estos crímenes están castigados en Francia con penas que van desde los 7 a los 30 años de prisión. El movimiento MISA, que pasó a llamarse ATMAN cuando se expandió fuera de Rumanía, enseña el tantra yoga, que combina sexualidad, meditación y espiritualidad.
Las prácticas de esta secta tenían como objetivo «condicionar a las víctimas a aceptar relaciones sexuales usando técnicas de manipulación mental diseñadas para eliminar cualquier noción de consentimiento en el marco de relaciones sexuales». Los responsables de la secta les hacían creer a sus víctimas que el consentimiento es «un reflejo del ego impidiendo a las personas alcanzar un estado de despertar espiritual».
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La secta de Bivolaru incitaba a «las mujeres elegidas a aceptar relaciones sexuales con el dirigente del grupo» o a entregarse a «prácticas pornográficas remuneradas en Francia y en el extranjero», precisaron las fuentes judiciales. En 2008, el movimiento MISA fue excluido de la Federación Internacional del Yoga y de la Alianza Europea del Yoga por sus prácticas comerciales consideradas ilícitas. En 2012, las autoridades italianas emprendieron acciones judiciales contra los 18 miembros de MISA y registraron cinco de sus centros de yoga por cargos de prostitución, pornografía y esclavitud sexual.
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