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El ex primer ministro británico, Boris Johnson, se habría enfrentado con el rey Carlos III cuando era príncipe de Gales porque había expresado su condena del plan del Gobierno para extraditar a inmigrantes y refugiados a Ruanda. El principal asesor de comunicación de Johnson ha ... revelado este martes en un podcast las tensas relaciones del político conservador con el actual monarca.
Según el asesor, Guto Harri, el choque se produjo en Ruanda, anfitriona de la cumbre de la Commonwealth en junio del pasado año. A pesar de no tener conexiones determinantes con la metrópoli británica, el país africano había ingresado en 2009 en la mancomunidad de territorios que en su mayoría han tenido lazos históricos, inicialmente coloniales, con el Reino Unido.
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Con la reina Isabel II ya achacosa y cediendo a su hijo la representación de la Corona en eventos que requiriesen un largo viaje, Carlos, príncipe de Gales, actuó como cabeza de la cumbre de jefes de Gobierno y de Estado en Kigane. Johnson, entonces primer ministro, cedió la presidencia ejecutiva de la cumbre a Paul Kagame, el presidente de Ruanda.
El príncipe recibió a los asistentes en reuniones privadas y en la que sostuvo con Johnson, de unos quince minutos, tuvieron «una buena charla, en la que tratamos muchos asuntos». Eso es al menos lo que el ex primer ministro dijo a la prensa en su momento. Pero su jefe de prensa ha dicho ahora que, en realidad, Johnson le aseguró que le «había entrado fuerte» al príncipe por calificar como «aberrante» la política de extradiciones.
El 10 de junio, una semana antes del inicio del programa de la cumbre de la Commonwealth, los diarios 'The Times' y 'Daily Mail' publicaron similares artículos en los que afirmaban que el príncipe de Gales había mostrado repetidamente su rechazo a la política del Gobierno en conversaciones privadas. Los portavoces de Carlos III se negaron a comentar sobre las conversaciones privadas.
El actual monarca dio sentido a sus más de seis décadas como heredero del trono pronunciándose sobre asuntos que tienen conexión con la política. Causó por ello polémicas. Según Guto Harri, su jefe habría »ajustado las cuentas» con el príncipe, al que habría alertado de que era obvio que sus asesores habrían terminado con la polémica con un desmentido tajante.
Harri, que dejó la BBC para convertirse en director de comunicación de Johnson cuando fue elegido alcalde, afirma, para promover que Johnson y el rey no se llevan bien. El origen de la animadversión sería que Harri y el alcalde decidieron ir en metro a un encuentro con el príncipe Carlos, pero se equivocaron de dirección y llegaron tarde a la cita con el heredero.
«Amigos de Johnson», que es la manera en la que los medios británicos disfrazan al ex «premier» cuando no quiere aparecer como autor de la declaración, ha afirmado a la prensa que todo lo que dice Harri es falso, y que a Johnson le parece «deplorable» que se quiebre la costumbre de que no se divulguen las conversaciones privadas de políticos con la familia real.
Ya ocurrió con otro colaborador íntimo de Johnson, su mano derecha en el Gabinete, Michael Gove. El periodista de 'The Times' en el pasado, fue señalado como la mano pérfida que filtró a ese diario la noticia de que la reina Isabel II era partidaria del Brexit. Lo habría expresado, según la noticia, en una cena. La Casa Real rechazó con furia lo afirmado y negó cualquier posición sobre el Brexit.
El interés comercial de Harri para promocionar su podcast es indudable, pero el momento elegido para escribir un artículo en el 'Mail' y pasearse por la radio es político. Ha ocurrido en la mañana de este martes en la que el país se despierta sin fastos de la coronación de Carlos III. La revelación suena a oportunismo de Harri con apoyo de Johnson, que con su advertencia al rey sigue viéndose como líder conservador.
Hay motivos de animadversión constitucional. El ex jefe de Estado le habría pedido al príncipe que cambiase su discurso a la cumbre de la Commomenwealth, en el que hablaba sobre el impacto del esclavismo. El ex primer ministro no quería que la Casa Real avivase la relevancia de un asunto que provoca demandas de compensación por los daños históricos. Pero el príncipe pronunció el discurso que había preparado.
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