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El resultado de las elecciones en el Estado federado de Brandeburgo hace tambalearse a la coalición de gobierno que dirige el canciller federal, el socialdemócrata (SPD) Olaf Scholz, y en la que participan Los Verdes y el Partido Liberal (FDP). Mientras el SPD tuvo el ... domingo motivos de júbilo al situarse de nuevo como primera fuerza política de la región que rodea Berlín e imponerse a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que partía como favorita, sus dos socios menores pagaron en las urnas la impopularidad del Ejecutivo germano al quedar ambos fuera del Parlamento brandeburgués.
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Juan Carlos Barrena
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Mientras los ecologistas perdieron por décimas su representación parlamentaria y con ello la posibilidad de continuar formando parte del Ejecutivo regional como hasta ahora, los liberales (FDP) continuaron su caída al abismo al obtener un miserable 0,8% de los votos. Y Brandeburgo no es la única provincia en la que han caído en el ostracismo. El antiguo partido bisagra alemán -que daba alternativamente mayorías a socialdemócratas y conservadores hasta la llegada de nuevas formaciones como Los Verdes o AfD- observa alarmado cómo todos las encuestas sin excepción para las elecciones generales del año próximo coinciden en predecir que perderán todos sus escaños en el Bundestag. El FDP no ha hecho más que perder comicios, con la única excepción del Sarre, desde que forma parte del Gobierno de Scholz.
En Baja Sajonia, Berlín, Sajonia y Turingia, los liberales fueron expulsados de los distintos Parlamentos y la fórmula reparadora tras todas esas catástrofes ha sido hasta ahora siempre la misma: hay que hacerse visibles en la capital y defender mejor las propias posiciones en el Gobierno federal. Una fórmula que hasta ahora no ha dado resultado y que solo ha traído consigo frustración. Hasta el punto de que el líder del FDP en Baviera, Martin Hagen, exigía este lunes abandonar el tripartito, a poder ser ya mismo, y el vicepresidente del grupo, el influyente Wolfgang Kubicki, plantaba un ultimátum al SPD y los ecologistas.
«Nos enfrentamos a planteamientos completamente diferentes para relanzar la economía y recuperar la competitividad. O conseguimos encontrar un denominador común razonable en las próximas dos o tres semanas o para los liberales carecerá de sentido seguir formando parte de esta coalición», ha amenazado Kubicki, quien afirmó sin pelos en la lengua que «la gente está harta del tripartito». El número dos del FDP subrayó que «las decisiones deben caer este otoño y creo que, si las cosas siguen como hasta ahora, esta coalición no durará hasta Navidad». Además aseguró que «AfD no se ha fortalecido porque es estupenda, sino porque nosotros, el tripartito, ha fracasado también en política migratoria».
Wir müssen heute im FDP-Bundesvorstand Tacheles reden. Deutschland braucht eine wirtschafts- und migrationspolitische Wende, die mit dieser Ampel nicht möglich erscheint. Wenn's nicht geht, muss man irgendwann auch bereit sein, den Stecker zu ziehen. 🚦 https://t.co/oIS1Ox9asv
— Martin Hagen (@_MartinHagen) September 23, 2024
En una situación similar, aunque menos acuciante, se encuentran Los Verdes, que sufren por la pérdida de interés de la población hacia sus temas tradicionales como la defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. La formación ecologista ha abandonado además su pacifismo tradicional y es la primera en defender el envío de armas a Ucrania y el planteamiento de que no se puede negociar la paz con Rusia mientras no retire sus tropas de los territorios ocupados. Y en el seno de la coalición es la que más obstáculos pone a un endurecimiento de las medidas para frenar la migración ilegal y la llegada de refugiados. Posiciones que muchos electores no respaldan actualmente.
Los sondeos a nivel nacional con vistas a la cita electoral de septiembre de 2025 conceden a Los Verdes una media de un 12% de los votos, casi tres puntos menos que en los anteriores comicios, pero la tendencia es a la baja y, tras ganar porcentajes en las primeras elecciones generales tras la formación del tripartito, este está siendo un año nefasto al perder toda representación en las cámaras legislativas regionales de Turingia y Brandeburgo. Preocupante para los ecologistas es la marcha de su electorado tradicional, los menores de 24 años. El pasado domingo arrojó un retroceso del 24% en los electores de esa edad. Y muchos de ellos votaron a la ultraderecha y los conservadores.
Con dos socios inestables, a los socialdemócratas les toca poner orden. El presidente del SPD, Lars Klingbeil, advirtió este lunes a verdes y liberales de que tienen compromisos que cumplir: «Nos han elegido y tenemos una labor que llevar a cabo en este país». Expresó su esperanza de que «nadie en esta coalición tenga intención de huir de su responsabilidad». El jefe del partido gobernante en Alemania rechazó además toda especulación sobre un debate acerca de la candidatura de Scholz a la reelección como canciller federal y la posibilidad de cambiarlo por una cara más popular. La ejecutiva de la formación se ha pronunciado claramente a favor de Scholz y en su seno «no hay discusión alguna al respecto», afirmó.
«Tengo gran confianza en él», dijo a su vez en la misma rueda de prensa el ganador de los comicios de Brandeburgo y jefe del Gobierno de esa región, Dietmar Woidke. Pese a su triunfo, la formación de un nuevo gabinete en ese Estado federado se complica. Al quedar fuera de la cámara Los Cerdes, el SPD ya no alcanza la mayoría parlamentaria con la Unión Cristianodemócrata (CDU), socios también hasta ahora en el Ejecutivo de Potsdam. Juntos tienen 44 escaños, exactamente los mismos que suman la ultraderecha y la imprevisible Alianza Sahra Wagenknecht (BSW). Un engorroso empate entre partidos tradicionales por un lado y el populismo en los dos extremos del arco político por el otro. Tras constatar que su apoyo a los socialdemócratas no es suficiente para gobernar en coalición, la CDU anunció este lunes que renuncia a negociar una reedición de esa alianza y aconsejó a Woidke y su grupo sondear a BSW, con la que si obtendría una mayoría parlamentaria.
Woidke ha reconocido que será «difícil garantizar estabilidad política en la región» ante la complejidad de la situación para negociar un nuevo Ejecutivo. Eliminada Alternativa para Alemania -aislada del poder por el cordón sanitario que respetan todas las formaciones políticas- y tras perder a sus hasta ahora socios de Gobierno, la Alianza Sahra Wagenknecht, que lleva el nombre de su impulsora, es la única alternativa que queda a los socialdemócratas para mandar en coalición. Problemático resulta porque se trata de un partido con escasos ocho meses de vida y sus diputados en Brandeburgo carecen todos de experiencia política.
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