En la convicción de vivir en una sociedad insegura y frágil, valiosa, peculiar, cuya peculiaridad ha sido y sigue siendo obtenida y garantizada por un proyecto de incierto porvenir, la UE; de que este proyecto es nuestro bien más preciado porque garantiza nuestras libertades y, ... en primer lugar, la de ser nosotros mismos, con nuestra diferencia colectiva, nuestra voz singular de múltiples tonos que es nuestra aportación al «concierto global de las naciones»; y de que sería mortal disociar la cuestión de las libertades individuales y públicas de la de la identidad europea y las estructuras institucionales que la sustentan; acontecimientos como el acaecido en Eslovaquia confunden y amedrentan dicha convicción.

Publicidad

Robert Fico, líder pragmático, nacionalista y populista, dos veces primer ministro (2006-2010 y 2012-2018), volvió al poder el pasado año al frente de su partido, Smer-SD (Dirección-Socialdemocracia eslovaca), tras ganar las elecciones con un discurso prorruso y antiestadounidense. El intento de magnicidio del primer ministro eslovaco forma parte de una sucesión de acontecimientos de esta índole que va mucho más allá del pequeño país centroeuropeo y que enlaza con la deriva autoritaria húngara, con otros atentados recientes y con el auge de la ultraderecha en la Unión.

La aparición de la violencia era cuestión de tiempo y ya ha llegado a la política europea, fomentada en gran medida por la agresividad discursiva y la mentira institucionalizada. Aviso a navegantes para todos los países comunitarios y, sobre todo, para sus políticos. Esperemos que sean capaces de reflexionar y de bajar la tensión que generan sus intervenciones para no volver a contemplar un escenario similar al del pasado siglo, donde un magnicidio generó una cadena de sucesos que lo convirtieron en el más sangriento de la historia.

Recordemos que estamos inmersos, nos guste o no, en dos guerras a las puertas de la Unión, que la semilla de la violencia crece de forma exponencial, y que todo está en peligro, siempre lo ha estado, aunque nos equivocaríamos si sollozáramos de desesperación por todas partes.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad