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Ha muerto Silvio Berlusconi, el 'caimán', II Cavaliere, el padre del populismo italiano, el maestro que creó escuela e influyó en numerosos líderes políticos en esta época de incertidumbre e inconsistencia política y social, el paradigma de todas las lacras del populismo en el sistema ... democrático, en este caso de Italia, del que es inseparable y consustancial. Llegó como nadie a las masas sociales italianas apelando a sus sentimientos, pasiones e intereses utilizando su imperio mediático.
Tres décadas de la historia del país transalpino contemplan su obra y su legado recogidos en un «constructo político» simple pero efectivo avalado por su éxito empresarial e inmobiliario bajo el paraguas y la cercanía del líder socialista Bettino Craxi. TeleMilano será la semilla de lo que posteriormente fue Fininvest, Mediaset y Media for Europe-MFE. En ellas Berlusconi vendió un país pletórico y exuberante, epicúreo y voluptuoso, en el que el éxito empresarial y económico era una realidad que su propia figura simbolizaba y transmitía.
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El político del 'bunga bunga', encarnaba una idea, el 'berlusconismo', que estaba lejos del fascismo tradicional y cuyos «valores» eran plenamente burgueses e individualistas (notoriedad y renombre en los negocios, enriquecimiento ilimitado, culto al dinero, corrupción, compra de todo y de todos, etc.). No por ello su peligrosidad para la democracia, los derechos humanos y las libertades era, y es, menor. En la Europa actual tenemos varios alumnos aventajados de su legado, casi tan cínicos y prepotentes como él, aunque de otro pelaje, que pretenden recoger los principales rasgos de la derecha 'berlusconiana': amalgama de populismo plebiscitario con gran poder mediático, retórica cínica y antiinstitucional, misticismo caudillista, falso liberalismo, política autoritaria y carismática, lógica amigo/enemigo, exaltación de la xenofobia, privilegios para algunos, corrupción, etc.
Las extravagancias y los males de su sistema tuvieron cabida en una sociedad democrática, moderna y asentada en una gran tradición cultural que representaba todo lo contrario al amoral, frívolo, gamberro y corruptor 'tío Silvio'. La dramática destrucción del sistema de partidos que dominó la vida política italiana durante más de medio siglo (democracia cristiana e izquierda reformista) introdujo en el país una forma de hacer política demagógica, reaccionaria e insustancial que, en última instancia, abona el camino hacia el totalitarismo.
Berlusconi fue un populista político de manual, amado y odiado a la vez, que a pesar del rechazo que provocaba siempre tuvo un gran apoyo social, «una cosa peligrosamente parecida a un ser humano, una cosa que da fiestas, organiza orgías y manda en un país llamado Italia», como escribió Saramago.
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