'Todo por Alemania'

La AfD se ha convertido en el primer partido de ultraderecha en ganar unos comicios en Alemania desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, en el mismo Estado donde el Partido Nacional Socialista participó por primera vez en un Ejecutivo regional (1930). Claro que las posibilidades de formar gobierno son muy escasas si se mantiene el denominado cordón sanitario, tanto en Turingia como en Sajonia. En cualquier caso, que la tercera parte del electorado haya optado por dicha fuerza política le concede un estatus nuevo de cara a las elecciones generales del 28 de septiembre de 2025. La AfD no entrará en ningún gobierno, pero su influencia será manifiesta y el resto de partidos se tienen que preguntar por qué es así y qué tienen que cambiar. El impacto negativo en la democracia alemana será una realidad, sobre todo a nivel estatal. El terremoto político de consecuencias desconocidas es una realidad que se irá manifestando progresivamente y que hasta ahora sólo se había manifestado en trazos gruesos en alcaldías y pequeños distritos rurales.

El resultado confirma la dinámica ascendente de la formación de extrema derecha que llegó al Bundestag hace siete años aprovechando el sentimiento de agravio, miedo y rabia de muchos de los habitantes de la antigua República Democrática Alemana. La controversia en torno a la inmigración ha entrado en una espiral venenosa que está derribando consensos asentados, abriendo la puerta de las instituciones a la ultraderecha y añadiendo inestabilidad a la coalición de gobierno. El ideólogo Höcke, representante del ala más extrema, xenófoba y ultranacionalista del partido se ha aprovechado de ello.

El racismo masivo y violento ya está en Europa. Lo hemos visto en el Reino Unido recientemente y lo vamos a seguir viendo en todo el continente en diferentes episodios cronológicos. Y Alemania nos muestra que ya no es sólo un argumento de la extrema derecha, sino que ha impregnado a la extrema izquierda. Tiempo al tiempo.