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Juan Carlos Barrena
Berlín
Lunes, 16 de enero 2023, 16:42
Tras aguantar varias jornadas en una galería excavada a cuatro metros de profundidad y fuera del alcance de la Policía, los dos últimos activistas climáticos que permanecían en la ya desalojada población alemana de Lützerath depusieron este lunes su actitud y abandonaron su encierro voluntario, ... iniciado la semana pasada para protestar contra la ampliación de la explotación de una mina de carbón a cielo abierto. «Los dos activistas que desde hace días se habían atrincherado un túnel excavado por ellos mismos han abandonado tras intensas conversaciones la situación de peligro para sus vidas y han salido del túnel», señaló en un comunicado la empresa energética RWE, responsable de la mina. Tras expresar su alivio por el final de la acción, un portavoz de RWE reconoció que el rescate de los dos jóvenes contra su voluntad conllevaba «elevados riesgos».
«Los habitantes del túnel Pinky & Brain abandonan voluntariamente» su encierro, anunció a su vez a través de Twitter el movimiento 'Lützerath vive', organizador de las protestas de los últimos días. Un vídeo y varias fotografías de los dos jóvenes bajo tierra difundidos el pasado jueves habían alarmado a las autoridades alemanas por la peligrosidad de la acción. «El túnel es una efectiva forma de defensa contra un desalojo», argumentaron los dos 'mineros' climáticos a la hora de defender su inusual forma de protesta. En las inmediaciones de la boca del túnel y las galerías excavadas por los activistas se suspendieron las labores de derribo para evitar corrimientos o desprendimientos de tierra que pudieran amenazar sus vidas. Los voluntarios del servicio técnico de emergencias THW se encargaron a su vez de montar una instalación para suministrar oxígeno a la galería donde se habían hecho fuertes los dos jóvenes, en contacto permanente con la Policía todo el tiempo gracias a un radiotransmisor que les fue proporcionado a través del agujero en la tierra.
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La salida de los dos jóvenes se produce un día después de que la Policía se retirara de Lützerath tras desalojar a los últimos activistas que resistían en casetas construidas sobre árboles y dos días después de la manifestación que convocó a más de 10.000 personas, según la Policía, y hasta 35.000, según los organizadores, para exigir que la pequeña población no sea arrasada para permitir la explotación del carbón bajo su subsuelo.
El pequeño pueblo, que hasta hace un año contaba con 19 habitantes, se había convertido en símbolo de la lucha contra el cambio climático y a las protestas se unió incluso la activista sueca Greta Thurnberg. En la manifestación del sábado se produjeron duros enfrentamientos entre agentes antidisturbios y un sector violento de los participantes en el acto. Tras la marcha de la Policía este domingo, eran los servicios de seguridad de RWE en la mina a cielo abierto de Garzweiler los encargados de custodiar los restos de Lützerath.
cops defending coal mine get stuck in mud #Luetzerath pic.twitter.com/xHJBoukRsN
Max Granger (@_maxgranger) January 15, 2023
La operación de desalojo comenzó el miércoles pasado y se llevó a cabo a marchas forzadas. Mientras la policía iba desalojando a los activistas climáticos, decenas de operarios se ocupaban de retirar escombros e ir derribando los edificios que iban quedado vacíos. Este lunes se tirarán abajo previsiblemente las últimas construcciones de la pequeña población. El Gobierno federal, entre tanto, ha condenado la violencia de los manifestantes en las protestas para intentar salvar Lützerath. La Policía habló de más de 70 bajas, aunque un portavoz de las fuerzas de seguridad reconoció que muchas de ellas se habían producido por el pésimo estado del terreno, convertido en un lodazal por las intensas lluvias registradas. Los iniciadores de la protesta acusaron a su vez a la Policía de aplicar una violencia excesiva y hablaron de «una alta cifra de dos dígitos y hasta tres dígitos» de heridos entre los activistas climáticos.
Pese al desalojo total de Lützerath, las acciones contra la mina a cielo abierto continúan. A 20 kilómetros y en la mina a cielo abierto de Hambach varios activistas climáticos tomaron durante varias horas este lunes una gigantesca excavadora de palas giratorias de casi 200 metros de largo y 70 metros de altura con las que se explota carbón a cielo abierto, lo que obligó a suspender las labores de extracción. A la vez otros jóvenes se descolgaban con arneses desde el puente de una autopista sobre una carretera comarcal, lo que obligó a cortar el tráfico en esta última. Los activistas climáticos exigen el fin inmediato de la explotación de lignito en la región y el abandono total del carbón como fuente energética para frenar el calentamiento del planeta.
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