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Alexéi Navalni, el principal opositor de Vladímir Putin, murió de forma repentina a los 47 años el viernes en la cárcel del Ártico donde cumplía un larga condena por su disidencia con el régimen. La familia aún no ha podido ver el cadáver. El medio ... independiente 'Novaya Gazeta Europa' asegura que el cuerpo se encuentra en el hospital del distrito de Salejard (Siberia) y «presenta hematomas provocados por convulsiones», según describió un médico del servicio de ambulancias del centro sanitario donde fueron llevados los restos mortales de Navalni.
En este mismo medio, calificado como «indeseable» por las autoridades rusas, un preso de la cárcel donde estaba el líder opositor dice que la noche anterior a su fallecimiento todos los prisioneros fueron obligados a encerrarse en sus celdas y que escuchó «mucho jaleo».
La familia de Navalni denuncia que los «asesinos» quieren «tapar sus huellas». Según el Servicio Penitenciario Ruso (FSIN), el preso «se sintió mal después de un paseo y casi inmediatamente perdió el conocimiento». Murió de forma «súbita».
El fallecimiento de Navalni ha generado una ola de actos en su memoria. En Rusia, las autoridades han tratado de evitar cualquier tipo de manifestación en su recuerdo y ya han sido detenidas más de 400 personas. Pero la imagen del líder disidente ha traspasado fronteras.
En Berlín, por ejemplo, cientos de activistas se concentraron ayer ante la embajada rusa para recordar al opositor fallecido, incluidas dos integrantes del grupo punk ruso 'Pussy Riot'. También en Barcelona hubo varios homenajes y se reunieron 500 personas al grito de 'Putin asesino. Putin mató a Navalni'.
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