La burocracia y el coste de la vida alejan a los científicos españoles del Reino Unido

La asociación, que cuenta en la actualidad con 720 miembros, ha elaborado una serie histórica de sondeos sobre los efectos del Brexit. En los resultados de este año, que ha publicado en coincidencia con el Día de Europa, el 80% se identifica con las preguntas de si la marcha británica de la UE les ha afectado de manera considerable o les ha afectado a secas. El resto lo ve como un impacto más leve.

Igor Arrieta, investigador de Topología en la Universidad de Birmingham y codirector del departamento de política científica en la CERU, responsable de la encuesta, detalla las respuestas que recibieron de la lista de causas identificadas como sentidas por sus socios para llegar a la consideración de abandonar su residencia en el Reino Unido.

«La mayoría de los encuestados se queja de la inflación y el coste de la vida, especialmente el alquiler de vivienda», dice Arrieta. «También de la burocracia. Afecta a socios que solicitan el permiso de residencia y tienen que demostrar que han vivido aquí cinco años. Se quejan de la manera muy estricta que tienen de contar el tiempo que han estado en el Reino Unido y de un proceso extremadamente tedioso».

Otro punto que afecta a la comunidad de científicos participantes -un 57% ha residido más de cinco años y el 23% más de diez- es el endurecimiento por el Gobierno británico de las leyes de inmigración. Las nuevas normas restringen los permisos para traer a familiares, y, según las informaciones que le han dado sus colegas, Arrieta afirma que «se ha complicado muchísimo para la gente que tiene pareja, por ejemplo».

También han aumentado las dificultades para obtener visados de residencia. El Ejecutivo de Rishi Sunak ha elevado de 30.500 a 45.000 euros el umbral mínimo del salario que recibirán los solicitantes de visados en la categoría de 'trabajador cualificado'. «Preocupa mucho a nuestra comunidad porque muchos investigadores juniors no reciben ese salario», explica uno de los autores de la encuesta.

Esa política se aplicará a partir de esta primavera. Reducirá el número de visados, pero afectará de una manera aún no especificada a residentes establecidos, como al propio Arrieta: «Sí, personas que aspiran a venir al Reino Unido no podrán venir, pero yo estoy aquí y mi contrato expira el próximo año. Tendría que firmar un nuevo contrato y lograr un nuevo visado de trabajador cualificado».

El coste de los cursos de graduación y de postgrado se ha multiplicado para los estudiantes comunitarios, que ahora pagan las tasas como extranjeros, dos o tres veces más altas que las que pagan los británicos. Encuestados lamentan también la dificultad que tienen para formar equipos internacionales y con 'estudiantes erasmus', o la falta de oportunidad de liderar un proyecto europeo.

Tras un largo proceso de negociación para que el Reino Unido se asociase al programa Horizonte Europa, no se ha cerrado la quiebra causada por el Brexit entre los investigadores británicos y los comunitarios. Falta de coordinación entre departamentos del Gobierno causan trastornos, como impedir el traslado al Reino Unido de científicos que trabajan en proyectos mixtos.

La asociación CERU ha mostrado una gran vitalidad en la promoción de la ciencia a través de convenciones, premios y comunicados. Tuvo un papel protagonista en la visita de los reyes de España al Reino Unido en 2017. La Comisión Europea le ha encomendado ahora la coordinación de otras asociaciones de científicos comunitarios asentados en el territorio británico.