Críticas en Francia al plan de Macron de «ayudar a morir» a enfermos terminales

El presidente de la Conferencia Episcopal de Francia (CEF), Éric de Moulins-Beufort, considera que el proyecto de ley del presidente, Emmanuel Macron, abre la puerta a la eutanasia y al suicidio asistido. «Llamar Ley de Fraternidad a un texto que abre el suicidio asistido y la eutanasia es un engaño», dijo el arzobispo al diario 'La Croix'.

Los obispos franceses piden que «la sociedad ayude a vivir y a vivir hasta el final, hasta la muerte. Lo que ayuda a morir de manera plenamente humana, no es un producto letal, es el afecto, la consideración y la atención», opinó el arzobispo Moulins-Beaufort. «Morir con dignidad es una petición muy legítima, pero esa es precisamente la misión de los cuidados paliativos que carece notoriamente de recursos», se lamentaron varias asociaciones de personal sanitario en un comunicado conjunto.

La derecha y la extrema derecha francesa también criticaron el proyecto de ley para «ayudar a morir» de Macron. «Lo que propone Emmanuel Macron es una ley de eutanasia», dijo Bruno Retaillau, senador de Los Republicanos (derecha moderada), que considera que lo que hay que hacer es invertir más en cuidados paliativos. «Macron anuncia para abril un proyecto de ley para 'ayudar a morir': los franceses prefieren una 'ayuda a vivir': a vivir en buena salud, en seguridad y con un salario decente. No a la eutanasia», reaccionó el eurodiputado ultraderechista Gilbert Collard.

El jefe del Elíseo anunció que el Gobierno presentará en abril un proyecto de ley para «ayudar a morir» a los enfermos terminales que así lo pidan «bajo condiciones estrictas». El presidente prefiere utilizar el término «ayudar a morir» que los de eutanasia (la intervención deliberada para poner fin a una vida de un enfermo grave sin perspectiva de cura, a petición expresa suya) o suicidio asistido (dar al propio paciente grave los fármacos para acabar con su vida).

Macron explicó que las condiciones de acceso a esta «ayuda a morir» serán estrictas. Quedarán excluidos los menores de edad y los pacientes que padecen enfermedades psiquiátricas o neurodegenerativas que afecten al discernimiento, como el alzhéimer. El proyecto de ley contempla la posibilidad de administrar una sustancia letal a los adultos que lo soliciten, si corren el riesgo de morir »a corto o medio plazo» por padecer una enfermedad «incurable» y que provoca dolores, físicos y psicológicos, que no se pueden aliviar.

Si se cumplen todos estos requisitos, la petición de «ayuda a morir» será examinada por un equipo médico. Si el dictamen de los facultativos es favorable, el paciente podrá administrarse en un plazo de tres meses una sustancia letal o con la ayuda de un tercero si no está en capacidad de hacerlo. Y podrá echarse atrás en todo momento de su decisión.

El Ejecutivo galo anunciará su proyecto de ley un año después de que la Convención Ciudadana para el Fin de la Vida presentara un informe en el que sus miembros se mostraron a favor del desarrollo de los cuidados paliativos y a la legalización, bajo condiciones, de la eutanasia y el suicidio asistido. «La muerte no debe ser un asunto tabú, silencioso», dijo el primer ministro, Gabriel Attal, que anunció que el proyecto de ley sobre el fin de vida comenzará a debatirse el próximo 27 de mayo en la Asamblea Nacional, la Cámara Baja del Parlamento francés.

La ley Claeys-Leonetti de 2016, en vigor actualmente en el país galo, prohíbe en la eutanasia y el suicidio asistido. La legislación vigente permite, sin embargo, «una sedación profunda y continua» hasta su muerte de pacientes en fase terminal.