Corea del Sur desafía a Moscú

El gabinete de Corea del Sur trasladó la pelota al Kremlin y avisó de que la orden de abastecer o no a Ucrania con material ofensivo «depende de las acciones de Rusia en el futuro». «Si ocurre una matanza civil grave o un problema humanitario que la comunidad internacional considerase especialmente grave, ¿cómo puede Corea quedarse quieta?», señalaron fuentes de Presidencia a la agencia Yonhap, tras recordar que «no existe ninguna disposición legal en nuestro país que prohíba el apoyo de armas a un país beligerante externo».

La polémica ha surgido tras unas manifestaciones del mandatario Yoon Suk Yeol, en las que admitió que Seúl se replantearía la neutralidad armamentística en caso de que Rusia recondujera la guerra al exterminio de la población civil; unas declaraciones que han molestado tanto a la oposición política doméstica -que recomienda al presidente no crear «hostilidades»- como exacerbado al Kremlin, que ve un «giro radical» en la posición surcoreana. A Moscú no se le escapa que la OTAN ansía la colaboración del país asiático, que posee uno de los ejércitos más grandes del mundo, con 500.000 soldados y otros tantos reservistas, y una industria militar muy sofisticada. De hecho, la Alianza ha pedido a Seúl en varias ocasiones el levantamiento de las licencias para poder enviar armas surcoreanas a la exrepública en guerra.

Pese a todo, el Ejecutivo asiático quiso tranquilizar este jueves a Moscú y señaló que su principal vocación es la de continuar ofreciendo soporte «humanitario y financiero» a Kiev. «Las palabras del presidente fueron una respuesta de sentido común y de principios», pero en este momento no hay «cambios en el apoyo a Ucrania» y sí la voluntad de «equilibrar y cumplir con la tarea de mantener las relaciones entre Corea y Rusia de manera estable mientras participamos activamente en las filas de la comunidad internacional para proteger la libertad del pueblo ucraniano», subrayó el departamento.

Aun así, Yoon Suk Yeol ha intensificado los gestos para hacer frente a un eventual escenario de mayor agresividad de su vecino Corea del Norte, bien sea por la escalada de tensión impulsada por su líder, Kim Jong-un o por una instrumentalización desde Rusia. El jefe de las Fuerzas Armadas surcoreanas, Kim Seung Kyum, visitó este jueves por primera vez a las tropas estadounidenses desplegadas en la base de Seoingju, en el sur del país, e inspeccionó el escudo antimisiles preparado para repeler cualquier ataque que ordene el Gobierno de Pyongyang, instalado desde hace semanas en un proceso de ensayo constante de proyectiles balísticos.

Al mismo tiempo, Yoon Suk Yeol viajará el próximo lunes a Washington para reunirse con su homólogo Joe Biden en la Casa Blanca. El propósito de la visita es reforzar la «alianza férrea» de los dos países en el Pacífico, aunque el líder asiático pretende también presionar a Biden para extender el paraguas nuclear estadounidense a su territorio.

Consciente de las limitaciones que impone el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares y de que EE UU se opone a desplegar armamento atómico táctico en Corea del Sur, o a que éste se haga con un arsenal independiente, Yoon Suk Yeol propone crear un organismo consultivo de planificación nuclear con Washington, que incluso podría hacerse extensivo a Japón y Australia. Sería similar a la operativa que EE UU tiene con los países de la Alianza donde almacena ojivas, pero sería capaz de ofrecer una «respuesta más fuerte que la OTAN» a un ataque norcoreano.