El conservador Stubb y el ecologista Haavisto se jugarán la presidencia de Finlandia

Cerca de 4,5 millones de finlandeses estaban llamados a votar en unas elecciones que resistraron una participación muy alta, el 75%. Entre los aspirantes no estaba el el actual jefe de Estado, Sauli Niinistö, que dirige el país desde 2012, cuando cerró décadas de dominio socialdemócrata, y que ya ha llegado al límite legal de mandatos. Niinistö, antiguo amigo de Vladímir Putin, presidente ruso, ha sido el artífice de la entrada en tiempo récord de Finlandia en la OTAN, el gran adversario de Rusia. Ese histórico cambio en la política internacional finesa ha marcado esta campaña electoral.

El presidente de Finlandia ejerce como comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa. En el contexto de la guerra en el este de Europa, el nuevo jefe de Estado, que asumirá el cargo el próximo 1 de marzo, se enfrentará a un contexto muy distinto del que ha disfrutado durante décadas el país nórdico. De ser un estado neutral para no incomodar a Rusia ha pasado en un santiamén a ingresar en la Alianza Atlántica y, así, colocar la bandera de la OTAN a las puertas del Kremlin.

Finlandia abandonó su tradicional no alineamiento militar y se adhirió a la OTAN en abril de 2023, apenas un año después del inicio de la invasión de Ucrania. Rusia, que comparte con Finlandia una frontera de 1.340 kilómetros, tomó ese ingreso como una agresión y anunció «contramedidas». En agosto, el país nórdico registró un aumento de migrantes sin visado por su frontera oriental, enviados, según Helsinki, por Moscú para desestabilizar el país. En noviembre, Finlandia decidió cerrar por completo la muga.

Los dos candidatos que se jugarán la presidencia en la segunda vuelta han recalcado que la prioridad es la defensa del país. «Hay que garantizar la seguridad de Finlandia», dijo Alexander Stubb. Tiene 55 años y experiencia gubernamental, ya que dirigió las áreas de Exteriores y Finanzas. Como el líder conservador, el independiente Pekka Haavisto, de 65 años, aseguró que Helsinki debe «enviar a Rusia un mensaje muy claro de que esto no puede continuar». Los dos defienden la independencia de Finlandia y su nuevo papel como miembro de la OTAN. Y como ninguno obtuvo el 50% de los votos, tendrán que medir sus fuerzas en una segunda ronda en la que no estará la ultraderecha. Les han separado poco más de 40.000 sufragios. Parten igualados.

En Finlandia hay una palabra, 'sisu', para definir el espíritu determinado, tenaz, del país. Es un lugar frío, con meses bajo una luz mortecina sobre sus bosques y lagos. Y es también un lugar feliz, según confirma la ONUen cada encuesta. Hay 5,5 millones de habitantes y más de dos millones de saunas. Les encanta sudar mientras fuera el aire está congelado. Viven bien, en pleno estado de bienestar, pero son conscientes del vecino que tienen. Rusia era un aliado y ahora es una sombra que intimida.

Finlandia logró la independencia de la Unión Soviética en 1917. Dos décadas después, en 1939 y en plena II Guerra Mundial, la URSS invadió el territorio finés. Ahí emergió el 'sisu'. Fue un invierno cruel, con temperaturas que se desplomaron hasta los 43 grados bajo cero. Los soldados locales, buenos esquiadores y hechos a esas condiciones, se defendieron como gato panza arriba. Cuando un año después se firmó el tratado de paz, Finlandia tuvo que ceder el 11% de su suelo, pero dejó la imagen de un país irreductible aliado a un clima despiadado que provocó la muerte por congelación de muchos militares soviéticos.

Con Rusia al otro lado del tabique de la frontera, Finlandia había optado por la neutralidad. Eso se acabó en febrero de 2022 con la invasión rusa de Ucrania. El Gobierno finés solicitó el ingreso en la OTAN. Ya es miembro de la Alianza. Dispone de un ejército de alto nivel formado por 80.000 soldados y 280 reservistas. Tiene el arsenal más tecnificado de la región. Y ha reaccionado ante la amenaza rusa con el cierre total de su larga frontera.