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Durante cinco horas esperó en vano la llegada de la ambulancia Elena, una joven de 19 años de edad y embarazada de casi 9 meses que vivía en Nea Makri, una localidad a unos 35 kilómetros al este de Atenas. Su fallecimiento y el de ... su bebé el pasado 6 de junio conmocionó a Grecia y puso una vez más de manifiesto el calamitoso estado en que se encuentra el sistema de sanidad público heleno, lastrado por años de recortes motivados por la crisis económica y los sucesivos programas de austeridad impuestos por los planes de rescate. Las trágicas muertes de Elena y su bebé, que nunca llegó a nacer, llegaron además solo dos días después de que una señora de 63 años falleciera esperando igualmente a los médicos en Kos, en la zona oriental del Egeo, porque la única ambulancia de esta isla con cerca de 40.000 habitantes estaba ocupada atendiendo otra emergencia.
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La necesidad de relanzar la sanidad pública ha estado en el centro de la campaña electoral para los comicios generales que se celebran este domingo domingo, en los que se da por segura la victoria del primer ministro saliente, Kyriakos Mitsotakis, líder del partido conservador Nueva Democracia (ND), al que las encuestas vaticinan que rozará el 40% de los votos, 20 puntos más que su principal rival, el exprimer ministro Alexis Tsipras, candidato de la fuerza izquierdista Syriza.
Mitsotakis ya ganó las elecciones celebradas el mes pasado pero sin lograr la mayoría absoluta, por lo que forzó una nueva cita con las urnas que tendrá lugar este domingo con un reparto diferente de los escaños del Parlamento heleno. El partido más votado se llevará ahora un premio de hasta 50 diputados, facilitando así que ND controle la Cámara y gobierne en solitario, como ha venido haciendo en los últimos cuatro años. En ese período Mitsotakis consiguió atraer inversiones y relanzar la economía griega, dando así carpetazo a una década de crisis que a punto estuvo de provocar la bancarrota del país y su salida de la Eurozona.
En este nueva legislatura se ha propuesto reforzar la sanidad. «Los ciudadanos tienen derecho a cuidados médicos públicos, gratuitos y de calidad», señaló durante la campaña electoral, prometiendo una reforma profunda del sistema público de salud en el que dijo que inyectará 1.500 millones de euros. Ese dinero se destinará en parte a la contratación de sanitarios para hacer frente a la endémica carencia de médicos y enfermeros helenos que prefieren trabajar en otros países con mejores salarios. Mitsotakis también se mostró dispuesto a estrechar la colaboración con la sanidad privada, lo que fue criticado por Tsipras, quien denunció el estado calamitoso en el que se encuentran los hospitales del país, olvidando que buena parte de los recortes se produjeron entre 2015 y 2019, cuando el propio Tsipras estaba en el poder.
«La gran cuestión que deberá afrontar el próximo Gobierno es la reforma del servicio sanitario nacional, que se encuentra en dificultades graves tras años de austeridad y el esfuerzo que supuso responder a la pandemia», señala Nikitas Kanakis, presidente de Médicos del Mundo. «Falta personal y quienes trabajan en los hospitales son casi héroes por las condiciones tan difíciles que afrontan». Yorgos Christidis, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Macedonia de Salónica, lamenta que el Ejecutivo saliente de Mitsotakis no haya respondido a esta emergencia ni tampoco a la difícil situación que afronta la educación pública. «Son pilares muy importantes de la sociedad que han sufrido mucho tras años de recortes y que ahora hay que recuperar. En Grecia si no tienes dinero para pagarte la sanidad privada tu vida corre peligro. Para una operación de corazón, por ejemplo, tienes que esperar meses», denuncia Christidis.
Un estudio sobre el impacto de la pandemia publicado a finales de 2021 ya destapó las carencias por las que atraviesa la sanidad pública helena, que resultan particularmente evidentes en las zonas rurales y en las islas. En esas áreas la tasa de mortalidad del Covid-19 resultó hasta un 40% más elevada que en el entorno de la capital, Atenas, donde se concentra más del 30% de los 10 millones de habitantes del país.
La mayor amenaza para que el conservador Kyriakos Mitsotakis, líder del partido Nueva Democracia (ND), alcance la mayoría absoluta en las elecciones generales griegas que se celebran este domingo no viene de ninguno de sus rivales, sino de la abstención. Los comicios se celebran cinco semanas después de la anterior cita con las urnas, que no permitieron la formación de un nuevo Gobierno, y tienen además lugar en el primer fin de semana de verano, con altas temperaturas en todo el país que invitan a pasar el día en la playa. «En el anterior escrutinio sólo participó un 61% del electorado, una cifra que es muy posible que se reduzca ahora», vaticina Yorgos Christidis, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Macedonia de Salónica.
La repetición de los comicios, lo clara que parece la victoria de Mitsotakis y la coincidencia con la llegada del buen tiempo explican los continuos llamamientos de ND para intentar movilizar a sus votantes. En los márgenes, no obstante, queda más de una tercera parte del electorado, que según Christidis «ha dejado de creer» en el sistema político. «Son personas asfixiadas por una sociedad en crisis tras años de deuda y ahora golpeada por la inflación y que no confían en los partidos porque no ven que vayan a propiciar cambios sustanciales en sus vidas», señala el profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Macedonia de Salónica.
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