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Con dolor, conmoción, indignación y desconcierto los ciudadanos de la ciudad alemana de Magdeburgo rindieron este sábado homenaje a las víctimas del atropello masivo protagonizado el viernes por la tarde por el ciudadano saudí Taleb al Abdulmohen en el mercadillo navideño de su plaza central, ... donde asesinó a cinco personas e hirió a doscientas más. Al oficio religioso en la abarrotada e histórica catedral de la ciudad, donde reposan los restos de los primeros emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, acudieron, entre otros, el presidente nacional, Frank Walter Steinmeier, y el canciller federal, Olaf Scholz.
Tras recorrer antes el lugar del crimen ante el ayuntamiento local, a cuyas puertas se extendía un mar de flores y velas en recuerdo de los fallecidos, el jefe del Gobierno manifestó que no se podía «dejar que se impongan aquellos que quieren sembrar odio y agitación». «Debemos tratar de entender al autor y sus acciones para poder reaccionar», añadió antes de calificar los hechos de «acto terrible, brutal y demencial».
Al Abdulmohen, de 50 años, era antiislamista, simpatizante de la ultraderechista Alternativa para Alemania y militante opositor al régimen de Riad con antecedentes en ese país. Datos que descolocan a los investigadores del caso porque no casan para nada con el estereotipo de los protagonistas de este tipo de atentados, generalmente jóvenes sin estudios e islamistas fanáticos, radicalizados a través de internet.
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«Lo único de lo que estamos seguros es de que el autor es islamófobo», dijo a su vez la ministra federal de Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser, a la hora de informar sobre el estado de la investigación del atentado que entre las cinco vidas que se cobró está la de un niño de 9 años.
El detenido ejercía su profesión de psiquiatra en Bernburg, localidad 50 kilómetros al sur de Magdeburgo, y ha sido acusado formalmente de cinco asesinatos y de lesiones físicas peligrosas tras su recorrido mortal a bordo de un vehículo con el que arrolló a toda persona que encontró en su camino.
La Policía explicó que el autor del atropello masivo utilizó para llevarlo a cabo la vía de escape y rescate de la plaza central de Magdeburgo, el único acceso directo posible sin barreras de hormigón y bolardos, a través del que penetró con su vehículo a toda velocidad en el mercadillo navideño en el que recorrió unos 400 metros. Los hechos duraron tres minutos, declaró Tom Oliver Langhans, director de la Policía de Magdeburgo, quien subrayó que todo indica que el detenido actúo en solitario y no existe cómplice alguno.
Ronni Krug, concejal de Seguridad Pública de la ciudad, defendió las medidas tomadas por las autoridades locales coordinadas con la Policía para garantizar la seguridad de los visitantes del mercadillo navideño, y subrayó que la vía de escape y rescate utilizada por el autor del atropello masivo es «un corredor necesario» para los casos de emergencia y la actuación de bomberos y sanitarios. «Hablamos de un caso con el que no contábamos en estas dimensiones y que quizás era inevitable», destacó Krug.
«No sabemos aún si puede calificarse de atentado terrorista», subrayó Horst Walter Nopens, fiscal superior de Magdeburgo encargado del caso. Comentó que el sospechoso había hecho una declaración sobre sus motivos, pero que debía esclarecerse aún que hay de cierto en sus palabras. «Insatisfacción con el trato que reciben los refugiados saudíes» pudo ser el motivo de su actuación, dijo el fiscal superior, que habló de «inestabilidad mental» del sospechoso. El interrogatorio sigue abierto mientras la investigación se desarrolla también en el entorno personal del psiquiatra.
Igualmente reconoció que Al Abdulmohen no figuraba hasta ahora como persona eventualmente peligrosa para las fuerzas de seguridad, aunque contaba con antecedentes policiales. «En este caso ha habido procedimientos contra el autor, pero no nos centramos en él porque cometiera delitos de este tipo y calidad. Ese no era en absoluto el caso», dijo el fiscal superior para explicar las razones de que no estuviera en el foco de atención de las fuerzas de seguridad.
En cuanto a las advertencias saudíes sobre la posible peligrosidad de Al Abdulmohen, las autoridades de Magdeburgo y el estado federado de Sajonia-Anhalt, aseguraron no haber tenido conocimiento de las mismas. Medios alemanes informaron además de que el Gobierno de Riad solicitó en 2023 ante Berlín a través de la Interpol la detención y extradición del psiquiatra por supuestas actividades terroristas. Las autoridades germanas rechazaron entonces esa petición al considerar que estaba motivada políticamente y debido a que el perseguido gozaba de asilo en este país.
Los compañeros del ciudadano árabe en el centro médico en el que trabajaba emitieron un comunicado en el que se explicaba que el presunto autor del atropello masivo «es un psiquiatra empleado en el hospital psiquiátrico penitenciario de Bernburg, que llevaba trabajando aquí desde marzo de 2020. Sin embargo, no ha estado de servicio desde finales de octubre de 2024 debido a vacaciones y a una baja por enfermedad». En el hospital psiquiátrico se atiende fundamentalmente, también con terapias, a delincuentes con adicciones y que cometen delitos por su dependencia de las drogas.
La presidenta del Consejo Central de los Exmusulmanes en Alemania, Mina Ahadi, calificó de «psicópata» al sospechoso, que lleva «años aterrorizando» a su organización. Tras mostrarse conmocionada por lo sucedido en Magdeburgo, Ahadi aseguró en un comunicado que «el autor del atentado no solo odia a los musulmanes, sino a todos aquellos que no comparten su odio».
El presidente de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA), el veterano policía Holger Münch, aseguró hace cinco años tras el atentado yihadista de la plaza berlinesa de Breitsheidplatz -que se cobró doce muertos en 2016- que era imposible que un acto terrorista de esa magnitud se repitiera en Alemania. Se equivocó.
Aludía a la corrección de «tres errores» en los que las autoridades germanas habían incurrido. En su opinión, las nuevas normativas de extranjería impedirían que terroristas como el tunecino Anís Anri, autor de la masacre, pudieran entrar en el país. Además, si cometieran delitos ya en Alemania, todos los casos serían centralizados y la Policía de las distintas regiones tendría información que permitiera su detección.
También hizo referencia a otras medidas de seguridad, como la colocación de barreras de cemento para impedir el acceso de vehículos a las zonas peatonales, muy frecuentadas durante actos masivos. La tragedia, sin embargo, volvió a desatarse este viernes en Magdeburgo.
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