Cincuenta muertos en el bombardeo a una cárcel que los separatistas atribuyen a Ucrania

El Gobierno de Volodímir Zelenski niega las acusaciones y achaca lo ocurrido al Kremlin. El Estado Mayor General asegura que los rusos dispararon «deliberadamente» contra el centro de detención para «culpar» a Ucrania de cometer crímenes de guerra y «ocultar» los suyos, como la «tortura a prisioneros y ejecuciones».

Algunas informaciones parciales apuntan a que los separatistas disponían cerca de la cárcel de varias baterías de artillería Grad y que las fuerzas ucranianas habrían tratado de destruirlas con sus cohetes HIMARS. El líder de la autoproclamada república, Denis Pushilin, señala que en la prisión se encontraban más de 190 presos y niega que hubiera ciudadanos extranjeros, según la agencia rusa Interfax.

Desde el SBU, el servicio de Inteligencia ucraniano, indican que en el cuartel había miembros del Regimiento Azov capturados tras su rendición en la factoría Azovstal de Mariúpol en mayo. El fundador y primer comandante del batallón, Andriy Biletskyi, declara que los rusos han matado a sus compañeros por la noche, tras trasladarlos «deliberadamente» a un edificio separado, y anuncia la búsqueda de todos los involucrados en este «asesinato masivo de prisioneros de guerra».

Fuentes del SBU dicen que se registraron ataques de artillería desde posiciones rusas en dirección a Olenivka. Y, según su versión, interceptaron conversaciones telefónicas en las que los prorrusos confirmaban supuestamente que las tropas del Kremlin eran las culpables del bombardeo. «Incluso los militantes de la llamada República Popular de Donetsk no creen en las mentiras de la propaganda rusa. Todas las grabaciones se presentarán como prueba en los procesos penales correspondientes», subrayan. Según el diario 'Pravda', la Inteligencia ucraniana advierte de que mercenarios rusos del grupo Wagner acometieron el bombardeo sin coordinarlo con el Ministerio de Defensa moscovita.

Desde la Presidencia ucraniana, el asesor Mijailo Polodiak ha explicado que «la escala y la velocidad de la campaña de información de los propagandistas rusos indican que fue una acción planificada y organizada». Además, arguye que «no hay objetivos militares operativos» para el Ejército de Kiev en esa localidad. En ese sentido, remarcó que se trata de una «operación de falsa bandera clásica, cínica y elaborada», pues «algunos de los capturados fueron trasladados a las instalaciones unos días antes del crimen».

El esfuerzo de Kiev para desmentir su autoría no es baladí. De ser cierta la versión rusa, las fuerzas ucranianas habrían bombardeado a sus propios compatriotas en uno de sus mayores errores estratégicos de toda la contienda; en especial, porque en esta cárcel se encontraban algunos de los considerados «héroes» de la resistencia de Mariúpol por parte del propio Gobierno de Zelenski.

Este es solo un capítulo más en el libro negro que se lleva escribiendo en Ucrania desde que Vladímir Putin ordenó su invasión, el pasado 24 de febrero. Otra veintena de asentamientos han sufrido ofensivas este viernes. Zaporiyia, Járkov, Slaviansk, Bakhmut y Dnipropetrovsk, entre otros territorios, han recibido bombardeos. En Mykolaiv las autoridades ucranianas han denunciado un ataque ruso con bombas de racimo –prohibidas por varias convenciones internacionales– cerca de una parada de autobús que se ha saldado con cinco muertos y trece heridos. La responsable del consejo regional de la localidad, Hanna Zamazeyeva, ha condenado el «ataque intencionado contra civiles». Tanto la Administración de Zelenski como Amnistía Internacional han denunciado que Rusia usa desde hace cinco meses este tipo de munición.

La Embajada rusa en España publicó ayer en Twitter un polémico vídeo para animar a la ciudadanía a mudarse a su país. La grabación, con una duración de 53 segundos, muestra reclamos de Rusia como la arquitectura, la gastronomía, la riqueza histórica, el ballet, valores tradicionales o el cristianismo. También incluye que Moscú cuenta con «mujeres guapas», vodka, hospitalidad y «agua, electricidad y gas baratos», además de «una economía que puede soportar miles de sanciones», recoge el vídeo en un clara arremetida contra Occidente. Para finalizar, en colores blanco, azul y rojo (en alusión a la bandera rusa), la Embajada insta a los ciudadanos: «¡Es la hora de mudarte a Rusia! No te retrases, el invierno está llegando», en referencia a los posibles problemas del corte de gas a Europa.