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Suella Braverman, que fue cesada el lunes como ministra de Interior del Reino Unido, publicó este martes la carta de despedida que envió al primer ministro británico, Rishi Sunak, en la que le acusa de haber pactado con ella una serie de medidas que luego ... habría boicoteado. Sunak llegó al liderazgo del partido tras perder dos votaciones, y Braverman, que le impulsó a la cima movilizando a sus simpatizantes, quiere ahora derrocarlo.
Le acusa de operar mediante «pensamiento mágico, creyendo que se puede avanzar por ese camino» -sus proyectos sobre las restricciones a la inmigración o la prohibición de manifestaciones- «sin molestar a las opiniones corteses». Y le reprocha no responder a sus cartas y a sus peticiones de reunión, culpándole de provocarla con esa actitud a expresarse públicamente.
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El texto de Braverman coincide con el comunicado de los 'Nuevos Conservadores', un grupo de parlamentarios insatisfechos con los cambios. Han expresado su «preocupación porque indican un giro en la dirección política del Gobierno». Según ellos, «parece que el Partido Conservador se está apartando voluntariamente de la coalición que nos dio una gran victoria en 2019».
Sunak cesó a Braverman y la sustituyó por un ministro más pragmático que ideológico, James Cleverly. Les irrita también que entregue la cartera de Exteriores a David Cameron, con la aparente intención de adoptar una posición más centrista camino de las elecciones. La reacción al sorprendente nombramiento de Cameron tampoco ha sido buena en los medios.
Los más críticos recuerdan que hace un mes Sunak quiso dar una vuelco a su imagen -y también a las encuestas sobre intención de voto- presentándose en la conferencia anual del Partido Conservador como la encarnación del cambio respecto a las políticas de las tres últimas décadas. Ahora capta a Cameron, que representa el mismo pasado que tanto ha criticado, y Braverman le reprocha que no ha cumplido ninguna de las políticas pactadas.
Las encuestas le dicen a Sunak que ninguna de sus iniciativas desde que llegó hace un año a la jefatura del Estado han servido para mejorar su imagen, mientras que la incesante inestabilidad conservadora ha derivado en hartazgo. Una exministra partidaria de Johnson, Andrea Jenkins, ya ha enviado una carta de no confianza en el «premier» al comité que organiza la elección de líderes, mientras Braverman le ataca con prosa incendiaria.
Hoy, el Tribunal Supremo anunciará su decisión sobre la expulsión de inmigrantes irregulares a Ruanda para que soliciten allí asilo como refugiados. Braverman vaticina lo peor. Cree probable que el tribunal rechace parte del plan, pero el mandatario no cumplió su exigencia de escudar la ley doméstica de la Convención Europea de Derechos Humanos para sortear tal sentencia.
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