El anticiclón africano Caronte funciona a pleno pulmón las veinticuatro horas del día. Y ese es uno de los factores que lo convierten en una ola de calor tan extrema e inusual que incluso la Organización Mundial de la Salud advirtió este miércoles que, «sin ... preparación, puede ser mortal».
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Lo peor no son solo unas temperaturas superiores a 40 grados centígrados que producen una sensación de «quemadura en la piel y de ahogo cercano al desfallecimiento», como explicaba este miércoles un médico romano en la televisión italiana. Lo peor es que el mercurio no desciende de los 20 grados durante la madrugada, lo que se conoce como «noche tropical». «El cuerpo no descansa ni se recupera», declara a AFP una farmacéutica de Cerdeña que no deja de recibir en su oficina a turistas que desean medirse la tensión.
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La isla estuvo este miércoles al borde de la Historia con valores que rondaron los 48 grados. Cerdeña fue el horno de Europa, aunque alrededor suyo tampoco es que hiciera falta una chaqueta: Italia anotó índices superiores a 40 grados en el 60% de su territorio. Roma, con 43, fue un desfile de turistas recalentados y una liturgia de cabezas sumergidas bajo las fuentes más bellas. En Cagliari se bajaron todas las persianas. Las calles permanecieron vacías en las horas centrales del día. Las autoridades recomendaron a los ancianos quedarse en casa y a los niños no salir a jugar al exterior. La madre de todos los veranos causó también el fallecimiento de un trabajador.
El calor tomó forma casi carnal en otros países del continente como España, Grecia -castigada por 49 incendios que han obligado a la UE a movilizar equipos de extinción- y Francia, sobre todo en el área mediterránea. En la Costa azul, la actriz Brigitte Bardot, de 88 años, todo un icono del cine, tuvo que recibir asistencia médica tras sufrir una crisis respiratoria en su casa de Saint Tropez.
A los expertos les inquieta la situación de los Alpes, donde la mancha helada de las cumbres resulta cada año menor. En Alpe d'Huez, a más de 1.800 metros de altitud, se registraron 29,5 grados centígrados, entre nueve y doce por encima de lo normal. Sucede algo similar en la ribera del mar Báltico y en Canadá, donde a día de hoy ni siquiera la tundra se salva del fuego. Solo los bosques árticos resisten a duras penas la pavorosa ola de destrucción que provocan casi 900 incendios.
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25 de julio es el día que los expertos predicen como clave para que la temperatura baje en el sur de Italia, sobre todo en Sicilia, Puglia y Cerdeña.
Una mínima tregua. Caronte puede dar ya este jueves un respiro a parte del hemisferio norte más castigado, pero el calor regresará el viernes y sábado en países como Grecia, donde se esperan 44 grados.
39 grados se han medido estos días en Japón, cerca de los 41,8 de su récord histórico. El Gobierno tiene en alerta a 32 de sus 47 prefecturas.
Copiar a los nativos. El Ministerio de Exteriores británico aconseja a sus nacionales que, cuando se encuentren de turismo, «copien» los hábitos de los «lugareños» para defenderse del calor.
El director regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud, Hans Henri P. Kluge, reconoce que el continente se enfrenta a un «calor sofocante», potencialmente letal si no se adoptan precauciones. La OMS aconseja consultar regularmente los boletines meteorológicos y pide evitar «salir y realizar actividades extenuantes durante las horas más calurosas del día. Permanezca a la sombra, no deje niños ni animales en vehículos aparcados y, si es necesario y posible, pase al menos 2 ó 3 horas del día en un lugar fresco», señaló Kluge.
Sus consejos eran imposibles de encajar en un país como Irán. En la costa sureste, los medidores del aeropuerto internacional del Golfo Pérsico registraron a mediodía del domingo un índice de calor de 66,7 grados, que ha descendido ligeramente en los últimos días, pero que los expertos consideran en el límite de la supervivencia humana. Se trata de la «peor ola de calor en altitud» de la historia del país, que lleva días instalado en valores nocturnos de 35 grados y diurnos de 50. «La cantidad de fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos aumenta y serán más frecuentes y graves en muchas partes del mundo como consecuencia del cambio climático», dice el secretario general de la Organización Mundial de Meteorología, Petterie Taalas. El director regional de la OMS añade, en ese sentido, que Caronte debe servir para «mirar a los años y décadas venideros. Hay una necesidad desesperada y urgente de acciones regionales y mundiales para abordar eficazmente la crisis climática, que supone una amenaza existencial para la raza humana».
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En efecto, la estadística revela que los sucesos extremos se multiplican con rapidez. Y perduran más tiempo. Conocido es el caso de la ciudad estadounidense de Phoenix, que permanece desde hace tres semanas sacudida por una espiral térmica infernal, pero lo mismo sucede en Pekín, donde el bochorno azota desde hace veintiocho días. El mercurio se mantiene por encima de 35 grados y ha roto un récord de 23 años respecto al anterior periodo de calor más duro del país. En algunas zonas las autoridades distribuyen botellines de agua mientras los repartidores y comerciantes ambulantes aprovechan las sombras bajo los puentes para refugiarse. Lo único inalterable es la presencia de turistas, sobre todo en los aledaños de la Ciudad Prohibida, provistos de pequeños ventiladores portátiles como abejas zumbadoras que sudan sin freno.
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Este verano constituye precisamente una prueba de fuego -nunca mejor dicho- para extraer conclusiones sobre cómo las «olas de calor más intensas», según las denomina la ONU, afectarán al flujo turístico. Varios medios estadounidenses y británicos, incluso el propio Ministerio de Exteriores del Reino Unido, han emitido recomendaciones para sus nacionales que se preparan a viajar al centro y sur de Europa, con el fin de que tengan a la vista las temperaturas reinantes en sus destinos.
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En opinión de diferentes operadores estadounidenses, este verano el Viejo Continente se ha convertido en el lugar más frecuentado. Sin embargo, el sector vislumbra que la reiteración de temperaturas muy altas obligará en el futuro a desestacionalizar las vacaciones más allá del periodo julio-septiembre y probablemente incentivará destinos donde, hoy por hoy, no se sufren fenómenos meteorológicos tan severos. Uno de los que citan es Hawai, donde lo más extremo son los paisajes.
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