Bruselas y la OTAN denuncian el «atroz» ataque y lo consideran un «crimen de guerra»

Bruselas también ha condenado «de la forma más fuerte posible» el ataque contra la presa de Kajovka, que eleva las agresiones a infraestructuras civiles críticas en Ucrania a «niveles sin precedentes». «Representa una nueva dimensión de las atrocidades rusas», destacó el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. La Comisión Europea ha apuntado que la destrucción de la presa pone en riesgo la vida de cientos de miles de civiles de los cerca de 80 municipios cercanos, incluida la ciudad de Jersón. «Agrava la ya de por sí grave situación humanitaria», concluye.

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El ataque también afecta el acceso a agua «crítica» para enfriar los reactores de la central nuclear de Zaporiyia, la más grande del país. «Con este acto desesperado, Moscú continúa con su chantaje nuclear, poniendo en peligro el funcionamiento y seguridad de la central (...). Es un acto irresponsable y totalmente inaceptable», critica el Ejecutivo comunitario. En este sentido, Bruselas permanece en contacto con las autoridades ucranianas para ofrecer asistencia inmediata como «agua potable y alimentos».

Para la Unión Europea (UE) los ataques contra infraestructuras civiles críticas constituyen «crímenes de guerra», que deben de ser perseguidos. «Expresamos nuestra determinación en asegurar que los comandantes, perpetradores y cómplices de crímenes de guerra sean juzgados por sus actos, de acuerdo a la ley internacional», han destacado. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, también se mostró «conmocionado» por lo ocurrido en la región de Jersón y aseguró que «exigiremos responsabilidades a Rusia y sus aliados».