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«El bote es mi vida, mi tierra». No será esta noche o mañana el momento en que el marinero australiano Tim Shaddock vuelva a navegar, pero tampoco pretende olvidarse del mar. Durante de tres meses, Shaddock permaneció en altamar junto a su perra «Bella» ... después de que la embarcación en la que circulaban se averiara por el mal tiempo y quedaran varados en el océano Pacífico. El martes, un helicóptero y un barco atunero colocaron fin a la interminable duda de ¿sobreviviremos o no? La extraña pareja piso tierra firme en la costa oeste de México y se recupera poco a poco de los días a base de pescado crudo y agua de lluvia.
El 12 de julio, dos náufragos que se cubrían del sol bajo el toldo de el catamarán blanco miraron en el cielo lo que parecía un ave gigante. Tras noventa días en completa soledad -acompañándose uno a otro-, un helicóptero apareció en el escenario. Minutos después, una gran embarcación liberó un bote con dos marinos con dirección a la «Aloha Toa» -nombre del barco que Shaddock conducía-. Sorprendido, agradecido y conmocionado les recibió. Mientras «Bella», evidentemente emocionada, estaba lista para dar un salto.
El marinero de Sídney (Australia), de 54 años, había zarpado en abril de La Paz, en Baja California, para realizar un viaje de unos 6.000 kilómetros hacia la Polinesia Francesa. Con la experiencia de haber navegado ya otras aguas, el trayecto no implicaba un reto, pero una tormenta cambió sus planes. En altamar, a unos 1.900 kilómetros de distancia, el catamarán fue embestido por el oleaje. Con mástil, pero sin vela, y con el motor averiado, la embarcación quedó a la deriva en el Pacífico Oriental con sus dos tripulantes a bordo. La fuerte tormenta también causó la pérdida de los dispositivos de comunicación, disminuyendo aún más las esperanzas de ser rescatados.
«He superado una prueba muy difícil en el mar», dijo Shaddock en un vídeo difundido por el canal australiano 'Nine News'. Los primeros días del naufragio pasaron rápido. Cargado de muchas provisiones, el ya conocedor de los océanos racionaba la comida hasta que tuvo que recurrir a la pesca de su propio alimento. El pescado crudo era algo que ya había probado desde hace varios años cuando optó por una nutrición «excesivamente» natural por el cáncer de colón que le fue diagnosticado hace dos décadas. Del que ya se ha recuperado.
«He pasado por un calvario en el mar y sólo necesito descansar y comer bien porque he estado mucho tiempo solo en el mar». Así resumió Shaddock el incidente. Cuando fue encontrado junto a su mascota, estaba deshidratado, desnutrido y con signos de insolación. Sin embargo, los exámenes médicos dan cuenta de que se encuentra bien y deberá recuperar su alimentación regular de manera paulatina. El marinero, que regresará pronto a Australia, deberá permanecer en México durante unas semanas bajo observación médica mientras se recupera completamente. Sus documentos de migración ya han sido regularizados, pues habían vencido en 2000.
«Bella», que también está bien de salud, se quedará en su país de origen. El animal catalogado por Shaddock como «la mejor compañía para un naufragio» no acompañará a su dueño a Sídney y será adoptada por uno de los miembros que participó en la operación de salvamento. El australiano la había encontrado hace varios meses mientras viajaba por el país azteca.
«La gente necesita apreciar lo pequeño que es el barco y lo vasto que es el Pacífico. Las posibilidades de que alguien sea encontrado son bastante escasas», expresó Mike Tipton, profesor especializado en supervivencia en el océano, en una entrevista para el programa australiano 'Weekend Today'. Shaddock coincidió con este mismo pensamiento mientras estaba a la deriva. «Pensé que no lo lograría, especialmente, cuando vino el huracán», indicó. «Fue difícil tener que sobrevivir, me siento cansado, estoy muy agradecido», replicaba el marinero ya en tierra firme. Desde el minuto cero, cuando fue avistado por los marineros hasta cuando desembarcaron en la costa de Manzanillo, en Colima, Shaddock agradecía a la tripulación del atunero. «Para todos los navegantes del mundo, ustedes saben, no lo tienen que escuchar de mí, el mensaje es que estamos los unos para los otros y navegar es para estar todos juntos, yo estaré aquí para todos los marineros como ellos estuvieron para mí», aseguró.
Después de ser un atleta cuando era joven y empleado de la empresa tecnológica multinacional IBM, el marinero dio un vuelco a su vida en los años noventa. Fue diagnosticado con cáncer y descartó la medicación tradicional. «En ese momento sentí que mi estado era tan grave -etapa 4-, que realmente no tenía mucho que perder si me arriesgaba con los tratamientos naturales», dijo en 2013 en una entrevista a la web 'The Raw Food Kitchen', según recogen los medios australianos. Entonces también evaluó su situación laboral. «Otro momento decisivo fue cuando estaba en la empresa muy ocupado y literalmente muriéndome», lamentó. Después del naufragio, Shaddock destacó que buscó «la felicidad dentro de mí y la encontré estando solo en el mar. Yo también me metería en el agua y simplemente disfrutaría estar en esa agua».
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