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El ex primer ministro británico, Boris Johnson, ha criticado el acuerdo Marco Windsor, presentado el lunes por Ursula von der Leyen y Rishi Sunal, porque no cumple la promesa del Brexit de recuperar control. Según él, el acuerdo es una «cortés intransigencia» de la UE ... para mantener su control de la economía británica, con «un ancla de arrastre para la divergencia» legal.
En su primer discurso en el Reino Unido tras ser derrocado de la jefatura de Gobierno por su grupo parlamentario, el pasado julio, Johnson afirmó que le resultará «muy difícil» votar a favor del acuerdo en el Parlamento. Pero reconoció que hay un deseo general de cerrar el conflicto con la UE. «Espero que tenga éxito», dijo, y también que sirva para restaurar la autonomía de Irlanda del Norte.
En el discurso pronunciado en una Conferencia Global sobre el Poder Blando, el ex primer ministro ofreció una explicación de sus decisiones sobre el Brexit. Achacó la responsabilidad de lo ocurrido al voto por la mayoría del Parlamento de una ley que impedía a su Gobierno abandonar la UE sin un acuerdo. Le habría obligado a aceptar «lo que Bruselas quería».
El objetivo de la Comisión Europea era mantener a Irlanda del Norte en el mercado común, según Johnson. Él hubiese querido que las empresas norirlandesas siguiesen comerciando según las leyes y normas británicas, y al mismo tiempo expresa su convicción de que eso es compatible con el firme compromiso de su Gobierno de no crear una frontera entre las dos Irlandas.
'Brexiters' y unionistas investigaron la posibilidad de crear controles tecnológicos que no provocasen rechazo en Dublín y de los republicanos norirlandeses, opuestos a la recreación de la frontera. Finalmente se optó por la permanencia de la región del norte en el mercado común y el establecimiento de controles fronterizos en el mar de Irlanda, para evitar que entren mercancías ilegales en el sur, en el mercado común.
«Es mi culpa», confesó Johnson al explicar su decisión de firmar el Protocolo. «Pensé que los controles no serían tan onerosos». Tras firmar aquel acuerdo, insistió en que no habría controles. El Marco Windsor reducirá drásticamente los que ahora se realizan a mercancías cuyo último destino es Irlanda del Norte y mantendrá los requerimientos a las que van al territorio comunitario.
Es una mejora con respecto a lo pactado por Johnson, que resiente que se haya abandonado su proyecto de ley más polémico. Daba a su Gobierno poder de anular artículos del Protocolo. Angela Merkel le dijo que, si persistía con ese proyecto de ley, la negociación de una reforma desembocaría en un drama de Shakespeare. Johnson espera que se recupere su proyecto de ley, aunque cree «muy improbable que necesite hacer de nuevo algo grande en la política».
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