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Intentar durar al menos hasta el verano del año que viene. El primer ministro galo, François Bayrou, empezó este su lunes su ronda de contactos para formar un Gobierno que dure más que el de su predecesor Michel Barnier. Después de su designación el viernes ... tras una tensa reunión con el presidente Emmanuel Macron, el líder del MoDem -uno de los tres partidos de la coalición macronista- se reunió con dirigentes de las principales formaciones, con la excepción de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos) que rechazó la invitación a Matignon. Bayrou tiene como uno de sus objetivos resistir a los embates de una muy fragmentada Asamblea Nacional hasta junio del año que viene, cuando podrán convocarse otras legislativas.
El veterano dirigente centrista, de 73 años, cuenta con dos bazas para resistir en el cargo más allá de los escuetos tres meses de Barnier: el Partido Socialista (PS) y la ultraderechista Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés). La actitud de estos dos partidos en los próximos meses y años resulta impredecible, aunque ni el secretario general de los socialistas, Olivier Faure, ni Marine Le Pen quieren que los hagan responsables de la ingobernabilidad.
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En Francia, el voto de investidura no es obligatorio. Probablemente, Bayrou no se someterá a ese escrutinio como ya sucedió con los otros tres primeros ministros (Élisabeth Borne, Gabriel Attal y Barnier) del accidentado segundo mandato de Macron. La estabilidad gubernamental dependerá de si las oposiciones de la izquierda y la extrema derecha deciden censurarlo, como le sucedió al exnegociador europeo del Brexit en la primera moción exitosa en Francia desde 1962. Para evitarlo, Bayrou confía en lograr un acuerdo de no censura con los lepenistas y los socialistas. No le resultará una tarea sencilla. Así lo insinúa su decisión de conservar su cargo de alcalde de Pau, una localidad de 80.000 habitantes cercana al País Vasco francés.
Una de las especificidades del nuevo primer ministro es su aparente relación cordial con Le Pen. «En 2022, (Bayrou) aportó su firma a Le Pen para que se presentara a las presidenciales» con el argumento del pluralismo político. «También propuso la creación de un 'banco para la democracia' ante los problemas de financiación de la extrema derecha, que pidió dinero (hasta 11 millones de euros) a un banco ruso» cercano al Kremlin, explica la politóloga Virginie Martin, profesora en la Kedge Business School. Además, ambos dirigentes están presuntamente involucrados en dos tramas parecidas de falsos asistentes en el Parlamento Europeo. En el caso del líder del MoDem lo absolvieron en febrero, aunque la Fiscalía recurrió esa sentencia.
La comitiva de RN fue la primera en ser recibida este lunes. «Me han escuchado, pero es demasiado pronto para decir que me han entendido. (…) Solo los hechos me darán ciertas garantías», declaró Le Pen después de salir de la sede del responsable del Ejecutivo. La líder ultra mencionó una reforma electoral y la adopción de un sistema más representativo como una posible medida que podría satisfacerla.
La misma prudencia ante un eventual acuerdo mostraron los socialistas. Aunque se han desmarcado en los últimos días de la oposición frontal que ejercen sus socios (insumisos, verdes y comunistas) del Nuevo Frente Popular -la frágil alianza que terminó primera en las elecciones del 7 de julio-, los dirigentes del PS tampoco quieren regalarle a Bayrou su apoyo implícito. No solo afirmaron que no entrarán en su Gobierno, sino que también le pusieron dos líneas rojas: renunciar a la dura ley migratoria que preparaba Barnier y no recurrir al 49.3, el polémico artículo de la Constitución que permite aprobar una ley sin una votación parlamentaria.
«De momento, no hay ningún acuerdo», dijo Faure al cabo de su reunión. «Si es para aplicar la misma política (que Macron), con las mismas causas que producen los mismos efectos, pues la sancionaremos de la misma manera», advirtió el líder de los socialistas, al que las divisiones internas en el PS lo han empujado hacia una oposición menos contundente.
A Bayrou le gustaría aprovecharse de esas discrepancias en el centro-izquierda, aunque no está nada claro que lo consiga. Su entorno ofreció sin éxito el Ministerio de Educación al socialista Karim Bouamrane, el alcalde de Saint-Ouen, la ciudad que acogió la Villa Olímpica este verano. Como ocurrió con Barnier, lo más probable es que mantenga la alianza gubernamental con Los Republicanos (LR, posgaullistas) y la mayoría de los ministros sean de derecha o centro-derecha.
El líder del MoDem confía en anunciar su equipo gubernamental antes de Navidad, pero no resultaría ninguna sorpresa si se demora un poco más. Sus inicios en Matignon ya se han visto afectados por un hecho inesperado: las consecuencias devastadoras del huracán 'Chido' en el archipiélago galo de Mayotte. Un trágico imprevisto que ilustra las arenas movedizas en que se encuentra una Francia en crisis.
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