Bardella, otra vez será

Bardella es «el arma de seducción masiva» de la extrema derecha, según el periodista Pierre-Stéphane Fort, autor del libro 'El gran reemplazante. La cara oculta de Jordan Bardella' (editorial Studiofact). Algo de eso habrá contribuido al incremento de escaños del partido de Le Pen que, con 143 asientos en la nueva Asamblea Nacional, casi duplica los resultados de 2022. Fort considera a Bardella «el 'Don Limpio' de Agrupación Nacional», «mitad Rastignac, mitad Bel-Ami», personajes literarios que encarnan a un joven seductor arribista y oportunista sin escrúpulos.

También es el rey de los selfies. Maneja con maestría las redes sociales para difundir su ideología radical entre los jóvenes. Tiene 810.000 seguidores en Instagram y 1,9 millones en TikTok. Anoche, en X, envió una ráfaga de mensajes donde subrayó cómo «estaremos junto al pueblo francés, dispuestos a asumir nuestras responsabilidades» mientras cerraba filas con su partido «hasta la victoria».

En la formación ultra, le pusieron el apodo de 'cíborg' por su afán perfeccionista, su falta de afección y su tendencia a repetir los elementos de lenguaje de Marine Le Pen. Está obsesionado con el control total de su imagen. Tiene fama de no dejar nunca nada al azar en materia de comunicación. «No soy un clon de Marine Le Pen. Soy el heredero de su línea política, pero tengo mis propias sensibilidades que, a veces, son diferentes», ha explicado Bardella, que, políticamente, se sitúa a la derecha de Marine Le Pen.

El eurodiputado es de origen italiano. Su padre, Olivier Bardella, es hijo de inmigrante y tiene una pequeña empresa de máquinas distribuidoras de bebidas. Su madre, Luisa, nació en Turín (Italia) y se nacionalizó francesa. Sus padres se separaron cuando Jordan tenía un año y medio. Su madre, maestra de preescolar, le crió. Vivía con su padre los fines de semana. «Hay dos mujeres a las que debo todo lo que soy: mi madre y Marine Le Pen», reconoce el joven político. Creció en la barriada Gabriel-Péri en Saint-Denis (noreste de París), el departamento más pobre de la Francia metropolitana. El 32% de sus habitantes son inmigrantes, frente al 10% en el resto del país.

Al líder de la extrema derecha le gusta presumir de sus orígenes humildes y de haberse criado en una barriada violenta de la periferia parisina. Pero en realidad, vivía entre dos mundos. Iba a un colegio privado, su padre le regaló un coche Smart a los 19 años y le dejó un apartamento en la coqueta Enghien-Les-Bains, una estación termal cerca de París.

El presidente de Agrupación Nacional solo tiene el título de bachillerato. Empezó a estudiar una licenciatura de Geografía, pero nunca acabó la carrera universitaria. Sacaba muy malas notas. Solo ha trabajado un mes en su vida en el sector privado: a los 18 años como asistente administrativo en la empresa de su padre. En realidad, es un ambicioso hombre de partido. Vive por y para el partido. A los 16 años, se afilió al Frente Nacional (hoy Agrupación Nacional), fundado por Jean-Marie Le Pen, líder histórico de la extrema derecha francesa y padre de Marine Le Pen. Asegura que lo hizo «más por Marine Le Pen que por el Frente Nacional».

A los 19 años, se convirtió en secretario del Frente Nacional en Seine-Saint Denis. Era entonces el responsable departamental más joven. Fue unos meses asistente parlamentario del eurodiputado ultra Jean-François Jalkh. A los 20 años, fue elegido consejero regional de Île de France (la región parisina), puesto que todavía ocupa. A los 22, ascendió a portavoz de Agrupación Nacional y director nacional de Génération Nation, las juventudes del partido.

Florian Philippot, el gran estratega de 'desdiabolización' del Frente Nacional, encontró en Bardella un diamante en bruto, que Le Pen ha sabido modelar. Pascal Humeau, su exasesor de comunicación, ha explicado que cuando comenzó a trabajar con él, Bardella era «una cáscara vacía. No leía libros ni la prensa ni se informaba». «Lo primero que le enseñé fue a sonreír con el objetivo de que un mínimo de gente que le escucha diga: 'Para ser un facha, tiene pinta de simpático'».

El que se había propuesto llegar a ser el primer ministro francés «es un producto de la maquinaria de Agrupación Nacional con el sello Marine», opina Louis Aliot, alcalde ultraderechista de Perpiñán. Íntimo del clan Le Pen. Las malas lenguas consideran que, en parte, su meteórica carrera se debe a ello. Entre 2017 y 2019, fue novio de Kerridwen Chatillon, hija de Marie d'Herbais y Fréderic Chatillon, otros íntimos de los Le Pen. Chatillon dirigió en los años 90 el GUD, un sindicato de estudiantes ultra que el Gobierno francés acaba de prohibir.

De 2019 a 2023 estuvo emparejado con Nolwenn Olivier, nieta de Jean-Marie Le Pen, sobrina de Marine Le Pen e hija de Marie-Caroline Le Pen y del eurodiputado Philippe Olivier, la eminencia gris de Agrupación Nacional. A los 23 años, le designaron eurodiputado, aunque se le ha visto más por los platós de las televisiones francesas que por el Parlamento. A los 27 años fue nombrado presidente de Agrupación Nacional. Por primera vez en medio siglo de historia del partido, su presidente no se apellidaba Le Pen.

Marine apunta más alto y sueña con el Palacio del Elíseo. La presidencia de Francia. Pero si finalmente decide no presentarse a esos comicios de 2027, el ambicioso Bardella podría ser a los 32 años el candidato de la extrema derecha que le sustituya. Y quizá superar a Emmanuel Macron, que conquistó el cargo con 39 años, convirtiéndose en el presidente más joven de la Quinta República.